La mirada de Jefferson Coello Moreira, de 27 años, se mantiene perdida, como confusa, su cuerpo está postrado en una cama. Habla poco y en ocasiones no coordina bien las ideas. El dolor de cabeza que lo aqueja es frecuente, casi a diario.

La vida de este cabo segundo de la Infantería de Marina cambió drásticamente desde el 15 de noviembre pasado. Atrás quedaron su vigor, las rutinas de trabajo, de ejercicio físico propias de su profesión.

Ahora depende de su cónyuge, quien lo ayuda a asearse, a comer, a levantarse a ratos.

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Aquel día, cerca de las 13:30, al cruzar por la entrada principal de la Catedral (por la calle Chimborazo) una piedra le cayó en la sien derecha y lo dejó en estado de inconsciencia por alrededor de cinco minutos.

Durante ese lapso el hombre permaneció tirado en la calle, rodeado de curiosos que por allí caminaban, recuerda su esposa, Stefanía Morán, quien lo acompañaba en ese momento.

“Cuando se despertó se levantó muy irritable, gritando del dolor. La gente que estaba ahí me auxiliaba, me daba trapos porque él botaba bastante coágulos de sangre”, relata la joven de 25 años.

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Ella sostiene que el desprendimiento de la piedra que cayó sobre su esposo es consecuencia del terremoto del 16 de abril que afectó al país. En la ciudad ese evento provocó el derrumbamiento de un paso elevado y daños en otras edificaciones.

Esa versión es corroborada por José Ballén, administrador de la Catedral, situada en el cuadrante de las calles 10 de Agosto Chimborazo, Clemente Ballén y Boyacá, en el centro.

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Él considera el caso como un hecho fortuito.

Luego de unos 15 minutos del suceso, el herido fue trasladado al hospital Naval, en el sur. Pero de esa casa de salud fue llevado, en la noche del mismo día, hacia una clínica privada.

Morán menciona que en ese centro privado su esposo recibió la atención de neurocirujanos y neurólogos. Durante una semana estuvo en coma en la unidad de cuidados intensivos donde le aplicaron oxígeno y ventilación mecánica.

El 24 de diciembre, a pocas horas de la Nochebuena, el paciente fue dado de alta, luego de 39 días de hospitalización.

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Morán refiere que al principio la administración de la Catedral reconoció $ 740 por los daños causados. Y aunque los gastos de la atención médica fueron asumidos por el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa) ella reclama una indemnización, pues al momento su esposo está imposibilitado de trabajar.

Morán dice que Coello era el sustento de su padre y de las dos hijas menores de edad que procreó en otro compromiso, con ella no tiene niños.

Ballén sostiene que sobre este caso se ha creado un fondo de ayuda, que está respondiendo a la familia del afectado.

Indica que en los próximos días le entregarán una silla de ruedas que pidió la esposa.(I)

 

Necesitamos que nos ayuden, tenemos gastos semanalmente en pastillas y los otros medicamentos que tiene que tomar mi esposo. Él por ahora no puede trabajar, hay que ver hasta cuándo”.