Por Dr. Carlos Mosquera Benalcázar

Así se llama un genio de las finanzas nacido en Brasil en octubre de 1968. ¡Quién no caería en sus manos!: gobiernos, bancos, amigos, enemigos, presidentes, senadores y muchas honras. El escándalo llamado ‘Lava Jato’ fue la gota que derramó el vaso, que inmiscuyó a la presidenta de Brasil que fue destituida y a su gestor Lula da Silva puso en capilla. Sergio Moro fue el juez implacable que empezó a encarcelar a los cohechados y lo seguirá haciendo. Cuando el producto de las coimas llegó a EE.UU., las cosas se agravaron. Marcelo Odebrecht fue apresado y sentenciado a 19 años de prisión, y con ello terminó la vida del más grande emporio de corrupción de la historia. El reo no abrió la boca hasta cuando sus íntimos empezaron a ‘colaborar’ con los jueces soltando la lengua. Es entonces cuando decepcionado decidió hacer lo mismo a sus 48 años y no digamos si obtuvo de sus captores la promesa de restarle 10 años a su pena de 19, siempre que hablara la verdad. Así lo está haciendo y nada ni nadie lo hará mentir. Que el Ecuador esté envuelto en los sobornos a nadie extraña; que se le haya fijado 33,5 millones de dólares por aquellos extraña a todos y todos se preguntan: ¿y dónde están los miles de millones que no asoman y que son parte de los 300.000 millones que se ha gastado el correísmo en 10 años? Explicar eso debe ser la tarea del Gobierno por respeto a todos los ecuatorianos. Las trafasías que está inventando para librarse de la hecatombe no merecen el espacio que este periódico requiere para decir la verdad sin censuras. (O)