El moreno Yeiler quiere trabajar con comunidades y la trigueña Cristina anhela reencontrarse con su familia. Ambos comparten una militancia de años en las FARC, que esperan que en 2017 se transforme en una lucha política legal con la implementación del acuerdo de paz en Colombia.

Reunidos en el campamento del Frente 34 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) en Vegáez, un remoto paraje a orillas del río Arquía en plena selva del Chocó (noroeste), los dos guerrilleros ponen este domingo su mente en el año que empieza, tras la celebración la víspera de la llegada del Año Nuevo al son de vallenatos y cerveza.

"Me gustaría reencontrarme con mi familia y comenzar una nueva vida para ayudarnos unos a otros, no con la guerra como se ha vivido en este país", cuenta a la AFP Yeiler, un fornido joven de 21 años que se perdió el festejo de fin de año por cumplir labores de guardia.

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En el campamento, donde unos 130 rebeldes de las FARC se alistan para abandonar la lucha armada y empezar un camino hacia la legalidad, los deseos de cada combatiente varían según su propia experiencia.

Pero todos comparten la aspiración de mantener la lucha política, ahora con los fusiles silenciados por el acuerdo de paz firmado en noviembre con el gobierno de Juan Manuel Santos. (I)