El exsenador y obispo evangélico Marcelo Crivella asume este domingo las riendas de Río de Janeiro, una ciudad postolímpica en bancarrota, igual que lo harán en todo Brasil más de 5.000 nuevos alcaldes, marcando un giro a la derecha en el gigante latinoamericano.

Tras unos fuegos artificiales de fin de año recortados por la crisis, la ciudad de la samba estrena este 2017 ahogada económicamente y pendiente de los planes de austeridad promovidos por el pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, de 59 años, que prometió gobernar sin distinción de religiones y para un Río menos violento.

En Sao Paulo, la capital económica de Brasil, este domingo empieza también una nueva etapa bajo el gobierno del empresario y expresentador de TV Joao Doria, que impidió cómodamente en la primera vuelta la reelección de Fernando Haddad, del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

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La izquierda y el PT sufrieron una debacle en las elecciones municipales de octubre, que fueron el primer test en las urnas para el gobierno conservador de Michel Temer tras el impeachment de Dilma Rousseff (PT).

El partido que gobernó Brasil durante 13 años se quedó con solo una capital estatal de las cuatro que tenía, Río Branco (Acre, oeste), y perdió más de dos terceras partes de sus alcaldías.

El nuevo mapa municipal brasileño fue un espaldarazo para el partido de gobierno PMDB y sus aliados, que viven asediados por los escándalos de corrupción y la mirada puesta en las elecciones presidenciales de 2018.

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La corrupción, de hecho, también tuvo sus efectos en la esfera municipal: tras las elecciones de octubre, 145 candidatos de todo el país habían sido rechazados por la justicia electoral, aunque a mediados de mes esa cifra había disminuido a unos 90.

En el municipio de Osasco, en Sao Paulo, el alcalde electo Rogerio Lins -que ya era edil- pasó unos días detenido acusado de contratación de empleados fantasmas, pero fue liberado para poder asumir como alcalde a cambio de pagar una fianza.

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Mientras que en el rico municipio también paulista de Ribeirao Preto hubo un vacío de poder momentáneo porque la alcaldesa Darcy Vera salió del puesto a inicios de diciembre, investigada en una operación anticorrupción y, sólo días después, fue reemplazada de manera interina. (I)