“La única bandera de solidaridad que existe tiene un escudo en el centro y un cóndor”. Con esa frase Karla Morales evade el título de ícono de la solidaridad que le han endilgado durante los reconocimientos por la campaña de ayuda que emprendió fuera de su casa tras el terremoto del 16 de abril. Dice que acepta los homenajes en nombre de toda la gente solidaria porque en realidad deberían ser 16 millones de medallas.Con 1,55 de estatura y 30 años de edad, esta abogada especialista en Derechos Humanos y directora ejecutiva de la Fundación Kahre, organización comprometida con la reactivación de las zonas afectadas, fue vista en los días posteriores al sismo como una posible postulante política. Del tema habla tan abiertamente como de lo que la sigue estremeciendo tras ocho meses del movimiento que devastó a Manabí.

Esta entrevista se tuvo que suspender el lunes pasado porque ocurrió un nuevo sismo cerca de la zona del terremoto, esta vez en Esmeraldas. ¿Lo sintió?

Yo no lo sentí, y la verdad que, como anécdota, fue primero preocupante porque vi mi celular y estaba reventado de mensajes del sismo (5,7) y me levanté y le dije a mi esposo ‘te tengo una noticia buena y una mala’, y mi esposo me respondió ‘¿qué pasó’’. La buena es feliz aniversario, cumplimos un año de casados el lunes; la mala es que tenemos que hacer maletas y salir, no hay celebración de aniversario. Vamos a hacer lo que mejor sabemos hacer juntos, además de amarnos, digo, servir juntos. Entonces cargamos los carros y salimos al mediodía de Guayaquil. Nuevamente hicimos la convocatoria, afortunadamente el trabajo ahora es mucho más coordinado. Tuvimos el apoyo del Municipio de Quito... Y viajamos hacia Esmeraldas el mismo lunes al mediodía...

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¿Cuántas personas seguían a Karla Morales cuando en abril pasado lanzó su primer llamado a donar para atender la emergencia en Manabí?

Tenía alrededor de 7.000 seguidores. Yo creo que esa catástrofe fue una oportunidad para descubrirnos, reencontrarnos como pueblo y para dejar en claro de qué estamos hechos: de generosidad, de solidaridad, de amor al prójimo, de entrega, es un país entregado, a veces para bien, a veces para mal, pero es un país entregado.

¿Cuántos son hoy?

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Más de 30.000...

En esos días se hablaba de la joven que convocaba a donar. Cuando alguien preguntaba por su identidad, se decía 'la hija del periodista deportivo Carlos Víctor Morales'. Ahora usted tiene un nombre propio.

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(Ríe). Bueno me llena de mucho orgullo ser la hija de Carlos Víctor Morales y de Martha Rosales. Pero definitivamente creo que fue en ese foquito, de personas que quieren ayudar de forma transparente. Y creo que fue una muestra de esa confianza, primero yo en los demás, antes que el resto en mí porque fue el hecho de haber dicho este ‘es mi número de teléfono y esta es la dirección de mi casa’. Yo creo que el primer voto de confianza es en doble vía, pero fue de mi parte en un país en el que tememos mucho por nuestra seguridad, en el que a una mujer saliendo de un centro comercial con el novio la violan, hace pocos días. Decir esta es mi casa y este es mi teléfono es un riesgo y es un riesgo alto y creo que cuando tú te la juegas por el resto, el resto se la va a jugar por la causa que en ese momento nos unía.

Y la gente confió en usted aun cuando era desconocida, no nos podemos engañar. ¿Cree que eso ocurrió porque no había confianza en entidades oficiales?

Y sigo siendo (desconocida), yo creo. No he hecho nada que no hubiera hecho cualquiera, como lo hizo mucha gente que fue a poner el hombro, pero, entrando en ese terreno, creo que vivimos en un momento político en el que mucha gente se siente defraudada, mucha gente se siente poco representada, mucha gente se siente representada insuficientemente, mucha gente siente que la persona en que cree y que hoy es nuestro presidente, nuestro alcalde o nuestro prefecto ha fallado, que no está exento de fallar, ojo, yo creo que las autoridades deben de ser más vulnerables a recibir esa crítica de la sociedad civil, primero porque vivimos en democracia y segundo porque esa crítica te oxigena, esa crítica es la que te permite tomar decisiones. Creo que como vivíamos en un momento de mucho enfrentamiento, y lo seguimos viviendo, en un momento donde no se busca destacar nuestras actitudes y nuestros planes de trabajo, sino que se busca descalificar los del contrario o del que piensa diferente, sí fue una especie de ventanita paralela el tener este grupo de gente, no Karla Morales, este grupo de gente que dijo ‘oye pongo mi carro, pongo mi casa, pongo mi empresa y vamos, vamos juntos que un país no lo hacen los políticos, un país lo hacen 16 millones de habitantes en este caso’ y nosotros supimos hacer país, supimos ser país de forma coordinada y unida y creo que le dimos un ejemplo a esas autoridades.

Hoy estamos en plena precampaña electoral, con candidaturas definidas. En esos días se especulaba que Ud. se postularía a alguna dignidad.

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Recibí muchísimos ataques, mas nunca permití que me hagan daño porque yo creo que el daño se alcanza cuando tú permites que esa persona o que esa ofensa te convenza de que es cierta... pero sí recibí muchísimos ataques, ahora ¿quién soy yo para no recibirlos?, estoy dispuesta a recibir uno y mil si ese es el precio para seguir llevando ayuda. La mayoría de los cuestionamientos fueron de que yo lo hice por estrategia política, calculada, que no lo es y está bastante claro que no soy candidata a nada, de que no inscribí una candidatura, de que recibí muchísimas ofertas, de que recibí muchísimas llamadas, pero a todos les dije que no, no porque no crea en la política, yo creo que la política es necesaria, que este país necesita buenos políticos, pero creo que hoy día mi compromiso está acá, que asumí una responsabilidad y tengo que estar a la altura de la gente que creyó en nosotros y por ahora en el espacio en el que estoy puedo hacer mucho más (...). Cuando llegó octubre y recibí todas las ofertas y más aún noviembre, les dije que no a todos porque me tomo al país en serio y no en serie, como siempre digo, porque creo que para aspirar a un cargo político debes estar preparado, debes estudiar, debes conocer a tu gente...

¿Eso por ahora quiere decir que en el futuro sí podría ser candidata?

A mí me enseñaron que uno nunca debe decir nunca ni escupir para arriba. Yo creo que mañana podría también ser astronauta si me preparo, que mañana podría ser chef si aprendo a cocinar, entonces por qué voy a negarme a algo que mañana no sé si pueda pasar, sobre todo si creo que, en ese momento, he recibido la preparación adecuada porque para tomar decisiones e implementar políticas públicas no se puede improvisar.

¿Qué falta hoy a las víctimas del terremoto?

Sigue faltando muchísimo apoyo psicológico, muchísima capacitación de cómo responder ante un desastre. Es verdad que la gente ya sabe dónde correr, pero es más un conocimiento empírico y por ver qué se hizo en lo anterior, que porque realmente hayan recibido una preparación.

Karla, ¿qué pasa por su mente cuando siente un temblor?

Lo primero que me pregunto es a quién afectó más, si es que yo sentí un temblor y otro sintió un terremoto... Lo primero que pienso es dónde tenemos que ir ahora. (I)

Si quiero ser mañana candidata a algo o política activa, primero me tengo que exigir una preparación que esté a la altura del pueblo al que pretendo dirigir, no puedo improvisar.