La multitud acudía este sábado a Belén para las celebraciones de la Nochebuena antes de la tradicional misa del gallo a la medianoche, celebraciones que en Europa se llevarán a cabo con seguridad reforzada.

En esta ciudad de Cisjordania ocupada, los cristianos, palestinos y extranjeros, convergían hacia la plaza del Pesebre, cerca de la Basílica de la Natividad, a pesar de una fina lluvia y en una atmósfera más festiva que el año pasado.

La Navidad 2015 una ola de violencia azotó Israel y los Territorios Palestinos, lo que provocó una caída de las visitas de Belén. Este año, los visitantes regresaron, según los responsables del sector turístico.

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En Europa en cambio, el temor a posibles actos de violencia preocupaba a las autoridades, menos de una semana después de que un camión conducido por un yihadista atropellara a 12 personas en un mercado de Navidad en Berlín, un ataque reivindicado por el grupo Estado Islámico.

Mientras que las policías europeas buscaban a posibles cómplices del tunecino Anis Amri, presunto autor del ataque ultimado el viernes en Milán en un tiroteo con la policía italiana, en Túnez las autoridades anunciaron la detención de tres personas vinculadas a él, entre ellas su sobrino.

Las medidas de seguridad para los festejos de Nochebuena fueron reforzadas en varias ciudades europeas, como en los alrededores de la catedral de Milán, principal atracción turística de la ciudad en donde se instalaron barreras de hormigón alrededor de la plaza de este sitio turístico en donde hay un mercado de Navidad.

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En Alemania, las autoridades intentaban sosegar una opinión pública inquieta luego del ataque que dejó en evidencia las fallas importantes en el dispositivo antiterrorista del país.

Fallas que volvieron a despertar tensiones en Alemania por el millón de migrantes que el país acogió desde el año pasado, lo que ya le valieron críticas a la canciller Angela Merkel.

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En su mensaje de Navidad, el presidente alemán, Joachim Gauck, pidió a sus compatriotas "no cavar aún más en las divisiones", ni "condenar de manera general a un grupo de personas", en alusión a los refugiados.

En Alepo, "transformar los escombros"

En Siria, de donde viene gran cantidad de los refugiados acogidos en Alemania, la comunidad católica de Alepo se preparaba para celebrar la primera misa en cinco años en la catedral maronita San Elías, en la ciudad vieja, dos días después del anuncio del régimen de Bashar al Asad de la reconquista total de los barrios controlados por los rebeldes en la segunda ciudad siria.

La catedral tiene parte del techo destruido y el suelo está repleto de escombros. El templo maronita muestra los estigmas de la guerra civil que destrozó parte de esta ciudad.

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"Tenemos todos nuestros recuerdos aquí, celebramos nuestras fiestas y nuestras alegrías. Queremos transformar los escombros en algo lindo", explicó Bashir Badaui que con un pequeño grupo de personas se abocó a limpiar el lugar y a construir un pesebre.

En Filipinas, uno de los principales países católicos del mundo, los tifones amenazan las celebraciones de Navidad.

Las autoridades se vieron obligadas a evacuar a miles de personas y cerraron decenas de puertos por un violento tifón que debe alcanzar la costa este del archipiélago el domingo, con vientos de hasta 250 km/h.

En Sri Lanka, un árbol de Navidad gigante -presentado por Colombo como el árbol de Navidad artificial más alto del mundo con 57 metros- fue objeto de un cruce entre las autoridades religiosas y políticas.

La Iglesia católica se opuso en un primer momento a erigir este árbol de un costo de unos 200.000 dólares, estimando que el dinero debía ser donado a obras de caridad.

El domingo, el papa Francisco, jefe espiritual de 1.200 millones de católicos en el mundo, debe pronunciar su tradicional bendición "Urbi et Orbi" (A la ciudad y al mundo) desde el balcón de la basílica de San Pedro en el Vaticano. (I)