José P., de 68 años, cerró los ojos, levantó las manos al cielo y gritó con fuerza: ¡Qué viva el Cristo del Consuelo!

A su alrededor, un centenar de católicos repitió la frase tres veces más, entre aplausos y siguiendo con la mirada la salida de la imagen del Cristo del Consuelo del parqueadero de su santuario, en las calles Lizardo García y la A.

“Él es nuestra luz, quien guía nuestro camino”, exclamó José P., quien aseguró que hace más de 40 años participa de la procesión y que allí agradece por la salud de su familia.

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A las 07:23 de ayer la figura del Cristo del Consuelo salió de su templo por segunda ocasión en el año para marcar la nueva ruta de la procesión de Viernes Santo, la cual tiene 31 cuadras.

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El 25 de marzo pasado se cerró un ciclo de más de 50 años, cuando la procesión que congrega a más de 500 mil creyentos ocupó por última vez la calle Lizardo García, en ruta hacia la iglesia Espíritu Santo, en Leonidas Plaza y Azuay.

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El nuevo destino es el Cisne 2, pasando el puente de la A.

Adornada con flores y resguardada por jóvenes de grupos pastorales, del movimiento Juan XXIII y de una escuadra policial, la imagen del Cristo del Consuelo avanzaba lento y en medio de un ambiente festivo, de gozo católico, al ritmo de su canción distintiva entonada por la banda Santa Cecilia.

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Cristo del Consuelo,/ Cristo de mi amor,/ ven cura la herida/ de mi corazón. Era el canto emocionado de los creyentes.

Durante las dos horas que duró el recorrido, Francisco Lino, de 62 años, mantuvo en alto una réplica de 80 centímetros del Cristo y mencionó que la figura lo acompaña desde hace más de 50 años, desde la primera peregrinación a la que acudió de la mano de su padre, del mismo nombre. “Pido por mi familia, por todos mis semejantes y enemigos, por todos”, expresó.

En silla de ruedas, Geovanny Alvarado, de 60 años, participó en la peregrinación que pasó esta vez por el puente de la A. Él pidió por la sanación del pie, afectado por la diabetes, y por la unión y salud de su familia.

Con velas encendidas, con cuadros e imágenes pequeñas, los feligreses caminaban junto al Cristo en agradecimiento por la salud, el trabajo y la familia, y también hacían sus peticiones.

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Desde ventanas y balcones, los feligreses aplaudían y fotografiaban la manifestación de fe, que solo se detenía por momentos al pasar por intersecciones con cableado bajo.

El grito: ¡Viva Cristo del Consuelo! fue parte de todo el camino hasta llegar, a las 09:25, a una explanada en el Cisne 2, cerca al estero Mogollón, donde fue erigido un monumento en honor a la advocación de Cristo crucificado. La estatua es de bronce, tiene 15 metros de alto y está apoyada en una estructura de 36 metros.

Fue como un encuentro de hermanos. La que salió del santuario tiene 1,70 metros y llegó al Cisne 2 en plan “de visita”, refirió el sacerdote Ángel Villamizar, párroco del templo, luego de una reunión con la cúpula eclesiástica y funcionarios municipales que vieron desde una tarima la manifestación de fe.

Antonio Arregui, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Guayaquil y mentalizador de la escultura, expresó: “Devolvamos esa mirada a Jesús, levantando cada uno desde su situación todas las necesidades y problemas, Él nos consuela, nos ayuda. Él es nuestra esperanza. Vivamos esta fiesta con una sonrisa que no se nos borre en toda la Navidad y en toda la vida que nos aguarda”.

En el acto, el alcalde Jaime Nebot entregó el símbolo de fe de la ciudad y afirmó que esa obra atraerá el turismo y bienestar a la comunidad por la regeneración urbana del Cisne 2, la cual culminará en marzo próximo, según la programación.

Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, bendijo la escultura de bronce ante los aplausos de feligreses, que durante y al término del evento cantaron emocionados la canción distintiva del Cristo del Consuelo. (I)

Apuntes
Peregrinación

Puntos de ayuda
Personas desmayadas y acalambradas fueron atendidas por la Cruz Roja y el Ministerio de Salud.

Participantes
Las bandas de la Academia Altamar, de la Policía Metropolitana y Santa Cecilia animaron el recorrido.