Quedan tan pocas vaquitas marinas en México que el comité internacional encargado de proteger a esta especie en peligro de extinción planea atrapar y proteger la mayor cantidad posible, en un último esfuerzo para salvarla.

Según cálculos aproximados, quedan apenas tres docenas de la marsopa más pequeña del mundo en el norte del Mar de Cortés, el único lugar donde viven. Su número decrece constantemente -había 60 ejemplares hace un año- y ahora podrían quedar apenas ocho hembras en condiciones de procrear. Nunca se ha logrado mantener ejemplares de la especie en cautiverio.

Los pescadores, atraídos por la demanda china de un pez, la totoaba, que nada en las mismas aguas, están perjudicando los esfuerzos de México para proteger a las vaquitas (Phocoena sinus) en su hábitat natural porque al pescar muchas caen accidentalmente en sus redes y mueren.

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Lorenzo Rojas-Bracho, presidente del Comité Internacional para la Recuperación de la vaquita, indicó que se ha formado un grupo de expertos de varios países para lanzar el programa de captura y protección la próxima primavera.

El objetivo, explicó, es "localizarlas, capturarlas y ponerlas en un área protegida", en bahías vigiladas por ejemplo, donde no corran el riesgo de caer en las redes de los pescadores. "Algo tenemos que hacer como medida urgente", agregó.

Rojas-Bracho indicó que el grupo de expertos que participará en el proyecto es "el mejor que puedes tener en el mundo, es el dream team".

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No obstante, "todo tiene un riesgo inherente", reconoció. Las pocas hembras que quedan podrían morir en el proceso de captura, lo que condenaría la especie.

La cría de animales en peligro de extinción ha dado buenos resultados con especies como el lobo rojo o el cóndor de California, pero la vaquita, que fue estudiada a partir de los años 50 del siglo pasado, nunca se ha tenido en cautividad.

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A los expertos también les preocupa qué pasará si la especie protegida por excelencia del Mar de Cortés desaparece de allí.

Los pescadores locales, que ganan miles de dólares de forma ilegal por la captura de la totoaba (pez endémico), cuyo buche es un manjar en China, han tenido ciertas restricciones debido a los esfuerzos para proteger a la vaquita pero si esta especie desaparece podrían tener vía libre para pescar hasta agotar la totoaba y otras especies.

Lo que está en peligro no es solo una especie sino también "todo un ecosistema", señaló Rojas-Bracho.

Sin embargo, hay expertos como el director en México de la Word Wildlife Fundation, Omar Vidal, que se oponen al proyecto de captura porque no lo consideran una buena opción.

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"Debemos esforzarnos por salvar a la vaquita en el lugar al que pertenece: el norte del golfo de California".

A su juicio, el plan, además de poner en riesgo a los ejemplares con su captura, dispersará los esfuerzos para salvarla, para lograr formas de vida sostenibles para los pescadores de la zona y para conservar un ecosistema que consideró "único".

El programa de captura supone de alguna manera la constatación de que los esfuerzos anteriores por salvar la especie fracasaron, entre otros, la prohibición de cierto tipo de redes o el ofrecer compensaciones a los pescadores del área.

"La armada está haciendo un esfuerzo heroico" patrullando la zona y evitando el uso de redes ilegales pero los pescadores logran burlar todos esos esfuerzos, extendiendo las redes ilegales por la noche o dejándolas sumergidas para que sean difíciles de localizar.

La World Wildlife Fundation, el gobierno mexicano y otras organizaciones anunciaron el jueves que en patrullajes recientes lograron retirar 28 redes ilegales de pesca de totoaba y docenas más abandonadas pero en las que la fauna marina seguía quedando atrapada.

Según Vidal, esas redes "fantasma" son un peligro serio para la vaquita. "Hacemos lo que podemos, tan rápido como podemos para retirar esas redes abandonadas y dar una pequeña oportunidad de sobrevivir a las vaquitas".

Pero hasta ahora ningún plan ha dado resultado, en parte por las acusaciones de corrupción o la ineficacia del programa de compensaciones para los pescadores y en parte por el alto precio que se paga por un buche de totoaba y que puede llegar a los 5.000 dólares en Estados Unidos y el doble en Asia.

No se sabe con certeza si grupos del crimen organizado participan o no en el tráfico de totoaba pero Rojas-Bracho asegura que combatir esa lacra es un reto similar al de la lucha contra las drogas. (I)