YO LO PUEDO CONTAR. Ha asumido riesgos como viajar sola a India o a Colombia, donde se ha movilizado en el transporte público. Es una forma de conocer la realidad de las ciudades que visita. “Una de mis costumbres es mirar por la ventana e imaginar las historias de la gente que veo pasar, pero eso es algo que no puedo hacer en Guayaquil, en la ciudad donde nací y crecí”, dice Kristel Freire, de 26 años.

Y tiene argumentos. La tarde del 28 de noviembre pasado, un hombre con la cara cortada debajo del ojo le apuntó a la cabeza mientras otro husmeaba en su cartera. Ocurrió en un bus de la línea 84 al que subió a la altura del centro comercial Mall del Sol. “Creí que venía de forma directa al centro por la Baquerizo Moreno, pero cogió la Rumichaca”, cuenta Freire.

A la altura de la Bahía primero se subió un hombre que, con la advertencia de que se subía a vender y no a robar, obligó a quienes iban a que le compren nucitas. Al ver la escena, Kristel escondió su celular de marca iPhone debajo del sostén.

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Seguidamente dos hombres se subieron y pidieron un dólar a cada pasajero. Y de repente, uno de ellos que llevaba gorra le apuntó a la sien: “Dame el Galaxy aniñadita”, recuerda que le dijo.

Ella abrió su cartera y el otro asaltante escogió lo que quería: “En ese momento pensé en el periodista que mataron por un celular, en el señor que mataron en un bus por robarle una funda... y me quedé inmóvil”.

“Te estoy dando algo Guayaquil (organiza talleres) y cómo me pagas, me apuntas con un arma”.Kristel Freire, de 26 años

Tras el hecho, el rostro de Kristel se llenó de lágrimas. Lo más triste, dice, fueron las reacciones del resto de personas: “le robaron”, “no le dejaron ni para el pasaje”. “O sea yo digo no se metan porque igual pueden dispararles, pero por lo menos indígnense, díganle al conductor que no está bien que deje entrar a esta gente, se notaba que estaban drogados”, agrega.

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Para Freire, el problema en Ecuador radica en que se ha naturalizado el delito y los robos se asumen como normales en estos tiempos previos a la Navidad: “No debería ser así, puse en Facebook y uno de mis amigos me dijo que lo que pasa es que yo doy papaya...”. (I)