La tecnología nos invade. Muchos, si no todos, tienen al menos un teléfono celular, con esta herramienta pueden estar enterados de las noticias en segundos, mandar mensajes de voz y video, y estar conectados al mundo. Hoy el mundo es más “pequeño” que hace 10 o 15 años, la gente se entera de todo en cuestión de un “click”.

Lastimosamente la nueva invasión tecnológica vino sin previo aviso, sin instrucciones claras y precisas. No estoy hablando de cómo hay que utilizar el aparato, sino cuál es el objetivo de tener un teléfono inteligente; es de extrema ayuda para las comunicaciones, para los casos de emergencia, para estar en contacto con los amigos, y para estar en las redes sociales de todo tipo como Facebook, Twitter..., estas ya son tendencia internacional y parte de la vida cotidiana. Salir sin el celular es como “salir sin un brazo”, muchos dicen, “sin celular no existo”. Muchos jóvenes no saben el riesgo de tener un teléfono móvil, los padres les regalan el aparato por razones sociales, cuando deberían saber dónde están sus hijos y no darles este regalo. Al obsequiarle un teléfono costoso y con tecnología de punta, tienen que ser responsables para establecer reglas claras y explicar a los hijos el uso bueno que deben dar al aparato, sino los hijos lo utilizarán –ya lo hemos visto– para filmar a compañeros desnudos con motivo de cumplir una venganza o por juego y luego difundirlo por las redes sociales; chicas para impresionar a sus noviecitos se toman fotos desnudas, las envían a sus chicos y estos hacen un reenvío o “re-send” a sus amigos y la foto corre por todas las redes sociales; la “mejor” amiga de una chica expone los más grandes secretos y conversaciones de cosas muy íntimas de esta, a otra persona, luego todo es difundido por la red y el mundo se entera y burla de la chica. Existen más casos y peores. Se ha perdido la integridad, los valores, la cordura en esta sociedad. Todos los padres, todos los adultos y todos los educadores, tomen el tema muy en serio. Dar un teléfono celular a menores puede ser un “arma mortal” si no forman a los chicos, quienes reaccionan de manera impulsiva, no hacen ninguna reflexión ni piensan en el daño que pueden hacer.(O)