Ella habría consumido mariscos con una botella de vino. Luego pidió dos copas más. Y al supuestamente cobrarle la cuenta, $ 126, dijo que era jueza y que no iba a pagar. Ahí comenzó el escándalo que armó la exjueza Lorena Collantes, el 17 de noviembre pasado, en un restaurante de Urdesa central, en el norte de Guayaquil.

Aquello y otros detalles de ese día se conocieron ayer durante la reconstrucción de los hechos, que empezó al mediodía y que continuaba hasta el cierre de esta edición, en el restaurante de Urdesa.

Esta diligencia fue dispuesta por la Fiscalía Tercera de la Administración Pública, a cargo del fiscal David Nelson, que tiene abierta una instrucción (que concluye este 17) por el presunto delito de ataque o resistencia que habría cometido la exfuncionaria, al supuestamente agredir y amenazar a los policías que llegaron al lugar tras el reporte del incidente.

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El 17 de noviembre, antes de la llegada de la Policía Nacional al restaurante, Collantes habría llamado a dos conocidos para que fueran a cancelar la deuda, pero estos aparentemente acudieron, vieron la factura del consumo y salieron del lugar sin pagar los $ 126, narraban ayer empleados del lugar.

El primer hombre le llevó el carro con las llaves y el segundo fue en una camioneta azul. Una hermana de Collantes terminó pagando la cuenta con tarjeta de crédito, se dijo.

La exjueza no estuvo en esta diligencia de la Fiscalía. Solo acudió su abogado, Omar Dáger, quien seguía y escuchaba de cerca los relatos de los trabajadores del restaurante que atendieron a Collantes y que vieron los incidentes.

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En la reconstrucción de los hechos también estuvo Héctor Vanegas, abogado que defiende a dos de los cuatro policías involucrados en este caso, a quienes supuestamente la exjueza insultó y amenazó de muerte.

Peritos de las unidades especializadas de la Policía Nacional, funcionarios judiciales y el fiscal del caso, David Nelson, estuvieron en la diligencia, que se realizó por partes.

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Una joven, que tenía un chaleco de la Policía Forense, simuló ser la exjueza. A ella le pusieron un chaleco de color naranja. Lo mismo hicieron con los empleados del local, a quienes les grabaron sus relatos y los fotografiaron, como parte del proceso investigativo.

Collantes, quien habría entrado sola al restaurante, estuvo primero en una mesa, en el interior del local. Luego fue a una mesa exterior. Cuando ella llamó a sus amigos, lo hizo sentada en la vereda del local, según las versiones de los empleados. Ahí hizo algunas llamadas.

Los supuestos insultos, agresiones y amenazas a los policías fueron después. “Vamos a demostrar esa participación consciente, no vengan aquí a decirme que estaba drogada, tomada. Aquí está clarísimo que ella estaba consciente y lo que quiso fue no pagar”, dijo Vanegas, abogado de dos de los policías.

A las 14:30 hubo un receso. La reconstrucción se retomó luego de las 15:30. En esta segunda fase se iban a recrear el lanzamiento de una silla contra una policía y el resto del escándalo. Luego seguía la subida de la exjueza al patrullero policial y lo que hizo hasta llegar a Flagrancia del Albán Borja, donde continuaron los incidentes. (I)

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