Guayaquil es la cuna del voluntariado. Un ejemplo, en la Asociación Coordinadora del Voluntariado del Guayas (Acorvol), que agrupa a 66 fundaciones y organizaciones, participan más de 5.000 personas. Pero serían muchos más los dedicados a labores de ayuda al prójimo, con desinterés.

Ello se reflejó luego del terremoto del 16 de abril, que devastó más a Manabí y Esmeraldas, cuando la solidaridad de los ecuatorianos se puso de manifiesto, cuando miles de manos se unieron para ayudar a los damnificados.

Esta ayuda se recordó ayer, en el Día Internacional del Voluntariado. La Asamblea General de las Naciones Unidas decretó esa fecha, en 1985.

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Un grupo de voluntarias de Acorvol participó de una misa y de una sesión solemne, en la sede de la ciudadela Kennedy Norte. Ahí también festejaron los 43 años de servicio de la institución, que los cumplirá el próximo 13 de diciembre.

María Gracia Aguirre, directora ejecutiva de Acorvol, señaló que el voluntariado nació en Guayaquil desde la época de los incendios que azotaron a la ciudad, cuando los bomberos sofocaban las llamas. Luego se fueron sumando filántropos, la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la Sociedad de Beneficencia de Señoras, entre otras.

“Ser voluntaria es maravilloso, porque con los dones que nos da Dios ayudamos a través de las instituciones”, dijo Alba Viteri, presidenta de Acorvol.

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No obstante, la situación económica del país ha mermado el aporte de los benefactores y empresas, en los últimos años, lo cual ha causado que cuatro asociaciones afiliadas hayan cerrado, refirió las directivas. Los aportes se han reducido en el 50%, estimó Viteri.

La institución se ayuda con autogestión, organizando bingos y demás actividades. Pero la ayuda sigue con alegría. Lucía Carcelén de Blum, Teresa Carcelén, Greta de Vizhñay y Ada Gómez brindan su amistad a los pacientes de la fundación renal Iñigo Álvarez de Toledo, en la Atarazana. “Damos soporte no solo de salud, sino también espiritual”, refirió Vizhñay, y Gómez agregó: “Damos con alegría, es algo sincero, no es un sacrificio ni una carga”. (I)