Doy gracias por el Cristo morador y por el bien infinito que se desarrolla en mi vida.

Celebrar
Diciembre es un mes jubiloso. En él conmemoramos el nacimiento de Jesús, narrando de nuevo la historia de un bebé envuelto en pañales y adorado por ángeles, pastores y reyes magos. También celebramos la verdad que Jesús enseñó: que somos creaciones de Dios. A un nivel individual, celebro el nacimiento de Jesús y del Cristo en mí. Honro las cualidades divinas de luz, vida, amor y fe. Siento gratitud porque mi luz interna –el Cristo– me guía todo el tiempo. Reconozco que la vida perfecta del Espíritu fluye en mi cuerpo, renovándome y llenándome de energía. Me regocijo en el espíritu de amor que fluye hacia mí y de mí para bendecir a otros. Mantengo la fe viva en mi corazón en todo momento.

Lucas 1:46-47
Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. (F)