Pocos, pienso, que están al corriente de que el sector agropecuario representa el 13% de PIB no petrolero, siendo el mayor componente entre todos los bienes y servicios del país, y de que más de 3’500.000 ecuatorianos viven directamente de nuestra actividad y son la base de la alimentación de los 16 millones de ecuatorianos.

Deben cambiar los discursos hacia el fomento de las artes de producción agropecuaria, en los objetivos de las campañas políticas. Sería positivo porque sembraría en el campesino y el ganadero esperanzas para reactivar sus actividades. El discurso agrícola no puede quedar como un mecanismo de maniobras para llegar al poder, y para ello tendrían que ser los campesinos sus únicos celadores. Es el momento para consolidar una visión única compartida del nivel de desarrollo de país agrario. Propongo que todas las asociaciones agrícolas de cultivos permanentes y de ciclo corto, campesinas, y ganaderas y de pesca del país, se aglutinen en un solo cuerpo para declarar sus más graves factores limitantes y crear un solo frente nacional desprovisto de intereses políticos personales por el bien del Ecuador agrario. Este nuevo despertar tendrá que entenderlo el nuevo presidente del país, como un desarrollo económico integral de las áreas rurales, yendo más allá del estricto fomento a la producción agropecuaria. Es imprescindible la participación de algunos ministerios respaldando al Magap, esto evitaría la existencia de agricultores o ganaderos “golondrinas”, por la falta de servicios y seguridad en el campo. Es vital que las familias regresen a sus zonas rurales para convertir al agro en modernas comunidades en donde los servicios básicos y de comunicación sean iguales a los de una metrópoli, dotándolas de centros de educación, de salud y policiales... De las necesidades gremiales se puede desarrollar un plan técnico-económico donde a base de factores limitantes de cada región del país se elabore un plan cuatrianual con cronograma de metas y objetivos que constituya la nueva política agropecuaria, con apoyo de los mejores técnicos del país, cuya única responsabilidad será ejecutar lo planificado.(O)

Álava González, ingeniero agrónomo; Sunrise, Florida, EE.UU.