Los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) seguían este lunes negociando para intentar limitar su producción y estimular los precios, pero los numerosos desacuerdos están sembrando dudas sobre el pacto.

En caso de fracaso, el precio del barril podría seguir cayendo por debajo de los 50 dólares, su nivel actual, que los países más dependientes del cártel, como Venezuela o Nigeria, consideran insuficientes.

Los ministros de la OPEP llegaron hace dos meses en Argel a un preacuerdo para congelar la producción a un nivel situado entre 32,5 y 33 millones de barriles diarios (mbd) y buscar además un entendimiento con otros grandes productores no miembros, como Rusia.

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El objetivo es estimular los precios lastrados por un exceso de oferta desde mediados de 2014.

Las últimas horas han sido intensas en negociaciones a medida que crecen las dudas sobre la voluntad de Arabia Saudí, líder de facto del cártel, de alcanzar un acuerdo.

"Recortar la producción no es el único camino (...) También podemos esperar un recuperación del consumo, especialmente en Estados Unidos", dijo el domingo el ministro Jaled al Falih, sembrando nuevas dudas.

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De alcanzar un pacto, sería la primera vez en ocho años que la OPEP se pone de acuerdo para reducir su producción.

La fuerte rivalidad entre Irán y Arabia Saudí y la situación precaria de algunos productores en guerra amenazan el pacto. Es el caso de Irak, que no quiere reducir su producción argumentando que necesita ingresos para seguir luchando contra el yihadismo.

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Este lunes el Financial Times aseguró que Arabia Saudí había ofrecido recortar su producción en un 4,5%, hasta 10,5 mbd, pero sólo si Irán decide congelar a su vez su producción en cerca de 3,8 mbd.

Para los dos miembros latinoamericanos del cártel, Venezuela y Ecuador, el acuerdo también es crucial. El ministro venezolano del petróleo, Eulogio del Pino, se reunió este lunes con su par argelino en Moscú para buscar apoyos. El canciller ecuatoriano, Guillaume Long, también llegó a Viena. 

La incógnita rusa 

La otra incógnita es cual será finalmente la posición de Rusia. Según los analistas, un acuerdo de la OPEP, que representa un tercio de la producción mundial, no sería suficiente para hacer bajar precios.

Por eso es necesaria la buena voluntad del país, cuyo presidente, Vladimir Putin, dijo que estaba dispuesto a "congelar" pero no a reducir su producción, en un nivel récord de 11 mbd, un máximo desde la caída de la Unión Soviética.

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En una prueba de las tensiones entre países, Arabia Saudí decidió no participar en las negociaciones de este lunes con países no miembros de la OPEP como Rusia, Azerbaiyán y Kazajistán.

Consecuencia de estas incógnitas, los precios del crudo se dispararon este lunes y hacia las 15H30 GMT, el WTI para entrega en enero valía 47,28 dólares (+1,22$)

"Como todo el mundo temía, hay una intensa volatilidad" por la cumbre de la OPEP, dijo en una nota el analista Neil Wilson de ETX Capital. "Nadie sabe si el acuerdo para congelar la producción es totalmente ilusorio o si realmente está a punto de cerrarse", añadió.

Para la OPEP el resultado de estas negociaciones también será un indicativo del poder de un cártel fundado en 1960 y que ha ido perdiendo influencia en los últimos años.

"El impacto de cualquier decisión de la OPEP sobre los precios medios de 2017 está muy sobrevalorado, teniendo en cuenta que cualquier reducción de la producción sólo afectará a una parte relativamente pequeña del puzzle mundial de oferta y demanda", comentan los analistas de JBC Energy.

Por su parte el analista Alexandre Andlauer dijo a la AFP que un fracaso esta semana en Viena "podría significar el fin de la OPEP". (I)