Se ha hablado mucho sobre el sistema integrado de salud que existe en el país, pero si tomamos como referencia una de las emergencias más frecuentes en Neurología, el infarto y la hemorragia cerebral (“derrame cerebral”), no se ha hecho nada.

Se ha comprobado en múltiples estudios internacionales, que mientras más rápido sean atendidos en emergencia de un hospital o clínica, los pacientes con estas patologías, su pronóstico mejorará sustancialmente; se habla de no más de 3 horas, pero mientras sea más temprano, mejor.

Todos los estudios coinciden en tres factores: en primer lugar, se necesita una educación intensiva de la población a través de los medios de comunicación sobre ciertos signos neurológicos que alertarían sobre la inminencia de estas emergencias, por ejemplo, la debilidad en la cara y en el brazo o en este; dificultad para hablar, pérdida de visión y vértigo repentino.

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Luego, debería haber una coordinación inmediata con el servicio de emergencias 911, cuyo personal entrenado para suministrar los primeros auxilios, inmediatamente trasladar al paciente a una casa de salud que tenga la infraestructura humana y técnica para afrontar estas emergencias. Implementar este sistema no es fácil, pero sí es posible y es la única manera práctica de realmente ayudar a los pacientes con infarto y hemorragia cerebrales. (O)

Francisco Javier Sánchez Espinoza,
Doctor en Neurología, Guayaquil