El líder cubano Fidel Castro guardó celosamente en secreto, hasta el final de sus días, su intimidad personal y familiar, un enigma que alimentó su imagen legendaria.

Mucho se escribió sobre el revolucionario, el guerrillero, el gobernante comunista, el enemigo declarado de Washington, pero a pocos dejó entrar en su vida privada, por razones de seguridad y por su decisión de no mezclarla con la política.

El misterio lo acompañó siempre. Incluso en su último tiempo, aquejado por la crisis intestinal que el 31 de julio de 2006 lo llevó a delegar el poder en su hermano Raúl, fue casi nada lo que se supo de su repentina enfermedad.

Publicidad

De su estado de salud, que en un inicio declaró "secreto de Estado", sólo estuvieron al tanto su mujer, Dalia Soto del Valle, su hermano Raúl, los médicos y un pequeño círculo de funcionarios y amigos, como el presidente venezolano Hugo Chávez, que falleció en 2013.

Los cubanos casi nada supieron de la vida privada del Comandante en Jefe, ni siquiera que tuvo ocho hijos -conocidos-, y apenas se percataron de que empezó a aparecer cerca de Dalia o algún hijo, en las pocas actividades públicas que tuvo tras enfermarse.

El barbudo guerrillero que en 1959 puso fin a la dictadura de Fulgencio Batista, trató de evitar a toda costa que Fidel, el hombre, fuera blanco de entretenimiento o de ataque de sus opositores.

Publicidad

"Es tal el pudor con que protege su intimidad que su vida privada ha terminado por ser el enigma más hermético de su leyenda", dijo en una ocasión su amigo, el escritor colombiano y Premio Nobel, Gabriel García Márquez, fallecido en 2014.

Mujeres e hijos

Publicidad

Se casó el 12 de octubre de 1948 con Mirta Díaz-Balart, estudiante de filosofía, hija de una familia influyente y madre de su primogénito Fidelito, físico nuclear, nacido el 1 de septiembre de 1949.

Fidelito, que tiene un gran parecido a su padre, estudió en la antigua Unión Soviética bajo otro nombre y fue secretario ejecutivo de la Comisión de Energía Nuclear de 1980 a 1992.

En 1954, mientras estaba preso por el frustrado asalto al cuartel Moncada del 26 de julio de 1953, Castro se enteró de que Mirta figuraba en la nómina del Ministerio del Interior (cobraba salario sin trabajar), por lo que le pidió el divorcio y le disputó la patria potestad de 'Fidelito'.

Naty Revuelta, que siempre se dijo fue el gran amor de Fidel Castro.

Publicidad

En sus años de lucha clandestina contra Batista conoció a Natalia Revuelta, 'Naty', hermosa rubia de mirada felina, con quien tuvo a Alina Fernández, la llamada "hija rebelde", nacida el 3 de marzo de 1956, y quien en 1993 salió de la isla con falsa identidad hacia a Miami.

Alina, quien adoptó el apellido Fernández de su padrastro y huyó de Cuba.

Según la escritora brasileña Claudia Furiati, autora de una biografía consentida del líder cubano, a mediados de 1955 Castro se relacionó con María Laborde -ahora fallecida-, activista de su movimiento revolucionario y madre de su hijo Jorge Ángel, químico de profesión.

En 1961 conoció a Dalia Soto del Valle, una rubia de ojos verdes, unos 15 años menor que él, que era maestra en la campaña de alfabetización. Ella es la madre de cinco de sus nueve hijos conocidos: Alejandro, Alex, Antonio, Alexis y Ángel.

Antonio es médico ortopedista y fue vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol, Alex es fotógrafo, Alexis programador informático, Alejandro también especialista en computación y Ángel mecánico.

Como anécdota, cuentan sus biógrafos, la fijación por los nombres con "A" le venía a Fidel de su segundo nombre, Alejandro, con el que se identificó en su época de rebelde en la Sierra Maestra; de "Ángel", su padre; o de su admiración por Alejandro Magno.

Entregada su vida por completo a la causa de la revolución, el tiempo para sus hijos y nietos no fue mucho, aunque, según dijo al cineasta estadounidense Oliver Stone en una entrevista en 2003, trató de aprovecharlo al máximo.

Además, tuvo otros dos hijos: Jorge Ángel y Fancisca Pupo.

Aunque era un hombre solitario, muchos amores marcaron la vida del comandante, según Furiati. Amigos y enemigos le reconocieron ser un caballero con las damas y varias extranjeras escribieron recuerdos elogiosos sobre encuentros con él.

Pero sin duda una de las mujeres más importantes de su vida fue Celia Sánchez, a quien conoció en 1957 en la Sierra Maestra. Primera mujer guerrillera, mano derecha, confidente y aliada, hizo cumplir sus órdenes al pie de la letra, fue su secretaria personal hasta que murió de cáncer en enero de 1980.

Solo contadas veces Fidel habló de sus relaciones, pero reconoció en una ocasión que tuvo "una vida con amor". (I)