Macará es un cantón precioso ubicado a 195 kilómetros de la ciudad de Loja, es un valle extenso de terrenos empleados principalmente para la producción de arroz. Está atravesado por el río del mismo nombre (Macará), formándose en sus riveras balnearios. Este río sirve de límite natural (con Perú) y sobre el cual se levanta el puente Internacional, que da la bienvenida a los turistas.

El cantón cuenta con 21.901 habitantes, tiene 578 kilómetros cuadrados de extensión. Por su posición geográfica –es frontera con el Perú– ha cumplido singular lealtad en el papel decoroso de ser centinela, sin relevo, de la patria. En los últimos días se ha planteado la necesidad de que el aeropuerto –ubicado en el centro de la ciudad, dividiendo a las parroquias urbanas Macará y General Eloy Alfaro– sea transformado en un gran parque lineal, y una parte de sus terrenos sea para la construcción de viviendas populares; lo que ha ocasionado en los habitantes una división de criterios, a favor y en contra de esta iniciativa de autoridades. Hago un poco de historia sobre esta obra que salvó a los macareños en muchas ocasiones en situaciones de salud, en actividades comerciales y como transporte para jóvenes que ante la carencia de colegios, salían en los años 50 y 60 a estudiar a Guayaquil arribando en una hora de vuelo; era sacrificio viajar a la capital Loja, por falta de vías carrozables. Fue el amor y la visión del estadista doctor José María Velasco Ibarra, quien solía visitar Macará a lomo de mula, quien obtuvo del Gobierno peruano autorizar el paso de maquinarias pesadas por sus territorios hacia Macará, para que el cuerpo de ingenieros del Ejército del Ecuador comandado por el mayor ingeniero Alfonso Andrade Ochoa, construyera el campo de aviación que hasta hoy sirve a los macareños. Los pobladores de mi tierra primero conocieron el avión en 1947, y después el carro en los años 50. Sugiero que se conserve esta joya histórica que es el aeropuerto de Macará que lleva el nombre del doctor Velasco Ibarra. Se necesita un medio de transporte rápido; podrían dedicar el terreno para otra cosa cuando ya se consiga construir otro aeropuerto. (O)

Alfredo Suquilanda Valdivieso, doctor en Jurisprudencia, Quito