Hombre o mujer, con experiencia en el sector público, de origen y profesión distinta a la del titular del binomio presidencial. Esos son los rasgos de la mayoría de los candidatos a la Vicepresidencia de la República que están inscritos para las elecciones del 2017.

De los ocho aspirantes a la segunda magistratura, seis son hombres y dos mujeres.

Estas últimas son Monserratt Bustamante (de la alianza UP-ID-PK) y Doris Quiroz (Fuerza Compromiso Social).

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Asimismo, del total de postulantes, seis han trabajado en el sector público, sea como funcionarios de alguna institución del Estado o dignatarios de elección popular.

Tales son los casos de Quiroz, quien ha ocupado varios cargos en el Ministerio de Salud; Mauricio Pozo, ministro de Finanzas entre el 2003-2004 (17 meses durante el gobierno de Lucio Gutiérrez); Ramiro Aguilar (FE), hasta hace poco asambleísta independiente; Álex Alcívar (Unión Ecuatoriana), subsecretario de Agricultura entre el 2012-2015 (es decir, en este régimen) y exgerente del Banco Nacional de Fomento entre el 2003-2005; Andrés Páez (CREO-SUMA), hasta hace poco asambleísta por CREO y diputado por la ID en tres periodos; y Jorge Glas (AP), vicepresidente del país desde el 2013 y ministro en dos carteras de Estado con este gobierno.

Además de Aguilar, Páez y Glas, quienes ya han postulado a un cargo de elección popular, el vicepresidenciable Johnnie Jorgge (SP) fue candidato a parlamentario andino en el 2013, por Avanza, pero perdió.

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De otra parte, todos los aspirantes a la Vicepresidencia provienen de una región del país distinta a la del presidenciable. En la mayoría de los casos, la fórmula escogida por las agrupaciones políticas ha sido Costa/Sierra o Sierra/Costa.

El binomio de AP es la excepción, pues su candidato presidencial es del Oriente y el vicepresidencial, de la Costa.

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El historiador e investigador universitario Juan Paz y Miño explica que las organizaciones políticas tienden a buscar un “equilibrio regional” en sus binomios para llegar a la mayoría de electores en el país.

Él observa que en las nóminas hay, además, un criterio de “complementariedad” entre la profesión y trayectoria laboral del postulante vicepresidencial, y las del presidencial.

Alega que buscan “complementar” sus conocimientos, “en el supuesto de que lleguen a conducir una sociedad”.

De los ocho aspirantes, solo dos tienen el mismo título del presidenciable: Quiroz, que es médica; y Aguilar, que es doctor en jurisprudencia.

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La Constitución que rige, desde el 2008, establece que el vicepresidente ejercerá las funciones que el primer mandatario le asigne. Asimismo, que este último, en caso de “ausencia temporal”, será reemplazado por la otra autoridad.

El historiador recuerda que hasta antes de la Constitución de 1979 el vicepresidente era una figura “decorativa”.

“Fue tradicionalmente una persona a la expectativa de tomar el poder”, anota él. (I)