Jaime está sano y libre de cáncer. El pasado 15 de noviembre, este pequeño de 10 años retornó al país luego de someterse a un tratamiento para combatir la leucemia mieloide aguda M3 en un centro de salud especializado de Navarra, España.

Viajó con su madre y con la ayuda económica de la Fundación Teletón por la Vida, que aportó 30 mil euros (más de 31 mil dólares) y la Clínica de la Universidad de Navarra, que entregó 42 mil euros (más de 44 mil dólares).

La felicidad invade el hogar de Jaimito, como le dicen cariñosamente sus padres y amigos. El camino para él no fue fácil. Atravesó por un complejo proceso de trasplante de médula, que fue complementado con un tratamiento con células madre.

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Lucy, la mamá del niño de risa contagiosa, recuerda que los pasajes que más preocupaciones le causaron empezaron desde que iniciaron el viaje.

En el trayecto, Jaime registró temperaturas altas. Junto con la tripulación tuvieron que bajarle los 38 y 39 grados centígrados con paños humedecidos. Al llegar al aeropuerto español no hubo recibimiento. Los dos se embarcaron en un taxi para dirigirse a la clínica.

“Cuando pasan los resultados, el doctor me dice: Luz, el bebe no está listo para el trasplante, todavía tiene milésimas partes de cáncer. Necesitamos hacerle una limpieza más, de un proceso de consolidación de quimios. ¿Usted autoriza? Y le dije: Claro, ya estoy aquí, no tengo otra opción”, cuenta Lucy.

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Ambos tienen gratos recuerdos de los doctores a cargo de los procedimientos y de compatriotas que los ayudaron en su estancia.

Lucy dice que ella vivió en la clínica durante el tratamiento de su hijo y que antes de que Jaime se someta al episodio más duro del trasplante vivió cuatro hermosos días gracias a varios miembros de la comunidad ecuatoriana.

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“El doctor vio que Jaime necesitaba coger aire, nos dio cuatro días (del 3 a 7 de agosto). Yo no conozco a nadie allá. Localicé a unos ecuatorianos que hicieron que Jaime gozara esos cuatro días...”, cuenta.

El 16 de agosto se realizó el trasplante y la recuperación de Jaime fue satisfactoria.

Ya en su casa de La Atarazana, Jaime divierte con chistes a quienes lo visitan, como lo hacía con los doctores que lo atendieron. Él dice que espera disfrutar de la Navidad y el fin de año. Son dos años que no celebra estas fechas por estar internado debido al cáncer. Tiene ansias de recibir una bicicleta de regalo. (I)