El comedor para inmigrantes ubicado en la ciudad de Nogales, del estado de Sonora, México, en la frontera con Arizona,  fue saqueado y destruido una vez más. Su director dice que los incidentes muy probablemente están vinculados con las gestiones crecientes del centro para ayudar a los migrantes a reportar crímenes.

"Nos han robado anteriormente, pero nunca tuvimos un allanamiento como ese", dijo el sacerdote Sean Carroll, director del centro. Sus esfuerzos fueron elogiados por el papa Francisco el año pasado.

El allanamiento y el vandalismo en el comedor, que es administrado por la Kino Border Initiative, son parte de un problema más amplio en el que los cárteles de la droga ven a los albergues como un obstáculo para sus negocios, porque protegen a los migrantes que, de otra manera, se verían forzados a contrabandear droga o estarían expuestos a la extorsión para ser llevados a Estados Unidos.

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Carroll dice que los inmigrantes reportan con mayor frecuencia a los empleados y voluntarios del comedor que son asaltados o secuestrados por organizaciones criminales que tratan de aprovechar sus intentos de cruzar la frontera.

"Ellos están protegiendo algo que las organizaciones criminales usan para ingresos", dijo Maureen Meyer, asociada de la Washington Office on Latin America.

En Nogales, el personal del comedor ha acompañado a los migrantes hasta las delegaciones de policía y les ha ayudado a presentar reportes en al menos 10 ocasiones este año. El comedor sirvió más de 4.300 comidas en octubre y provee albergue para un número limitado de migrantes.

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Carroll dijo que los empleados tienen implementadas ya medidas de seguridad, pero que además trabajan con la policía mexicana para aumentar los patrullajes y posiblemente instalar cámaras de seguridad. La policía mexicana le dijo a The Arizona Republic que el vandalismo no estaba relacionado con cárteles del narcotráfico. (I)