La primera vuelta de las elecciones presidenciales de Haití, a la que se presentan 27 candidatos, se efectúa hoy en medio de severas dificultades económicas y la lucha contra las graves consecuencias que dejó el huracán Matthew.

Estas elecciones vienen a reparar las que fueron anuladas el año pasado.

La primera ronda de aquellos comicios, realizada el 25 de octubre de 2015, a la que se presentaron 54 candidatos, fue anulada debido a fraudes masivos que enterraron a este atribulado país en otra crisis constitucional.

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El último mandatario electo, Michel Martelly, terminó su mandato el pasado 7 de febrero sin traspasar el poder a un nuevo presidente.

En esa ocasión, el parlamento escogió al titular del Senado, Jocelerme Privert, como presidente interino por tres meses, pero este país tan dividido y con instituciones débiles no pudo reorganizar las elecciones en ese plazo. Privert sigue gobernando a pesar de que se lo designó por 120 días, mientras el ambiente político está extremadamente polarizado.

La primera vuelta se había planificado para el pasado 9 de octubre, pero fue postergada por el fuerte azote del huracán Matthew (el 4 de ese mes) que devastó el sur de Haití y dejó más de 500 muertos.

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Desde entonces se han reparado unas 250 escuelas y otros centros de votación dañados por el temporal. En algunos sitios se votará en carpas. Miles de soldados de la ONU ayudarán a mantener el orden.

Entre los 27 aspirantes a ocupar la presidencia, solo un puñado hizo campaña y cuatro tienen más opciones de ganar. Uno de los principales postulantes es Jovenel Moïse, quien ganó la votación anulada de 2015, tras ser escogido por Martelly para representar a su partido, el PHTK (Partido haitiano Tèt kale).

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También vuelve a presentarse Jude Célestin, de la Liga Alternativa para el Progreso y la Emancipación de Haití (LAPEH), quien llegó segundo en los anulados comicios.

A ellos se unen el candidato del Partido Petit Dessalines, Moïse Jean-Charles, senador que se hizo un nombre como feroz detractor de Martelly; y Maryse Narcisse, una de las dos mujeres que bregan por la presidencia. Ella estuvo cerca del expresidente Jean Bernard Aristide (tres veces en el cargo), quien pese a ser exiliado todavía goza de popularidad.

Aquejada población
Los 6,2 millones de electores haitianos mostraron escasa motivación en las elecciones de 2015, en las que solo una cuarta de ellos acudió a las urnas. Las autoridades electorales esperan que la participación sea superior esta vez, pero están conscientes de que la fatiga electoral, el desencanto y los obstáculos que enfrenta la población en las zonas afectadas por los desastres naturales pueden desalentar a los votantes.

Algunos residentes de las zonas afectadas por el huracán dicen que les incomoda el que se les pida que vayan a votar cuando están luchando por satisfacer necesidades básicas. Mientras otros afirman que están ansiosos porque se lleve a cabo la elección y esperanzados con que el nuevo gobierno mejore su situación.

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En un país donde más de la mitad de sus habitantes tiene menos de 20 años, pocos jóvenes se interesan en la política nacional, y ante un desempleo endémico, muchos se arriesgan a emigrar ilegalmente hacia el continente americano.

“La falta de oportunidades los empuja a emigrar”, provocando “una auténtica fuga de cerebros”, lamenta el economista haitiano Kesner Pharel.

Haití, con una inflación superior al 10% y una deuda nacional que supera los 2.000 millones de dólares, ha visto buena parte de su agricultura, el único sector de la economía que tiene cierto dinamismo, reducirse a cero por los efectos del huracán Matthew.

Además Kesner Pharel señala que quien sea que asuma la presidencia haitiana el próximo 7 de febrero, tendrá el gran desafío de relanzar la economía sin necesariamente contar con mayoría parlamentaria.