La Conferencia sobre el cambio climático (COP22), que se inició el lunes pasado, se desarrolla en Marruecos en medio de la incertidumbre tras conocerse la noticia de que el candidato del partido Republicano, Donald Trump, ganó el martes último las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

El virtual presidente de la principal potencia mundial ha dicho que el calentamiento global es un invento de China y durante la campaña electoral dijo que podría cancelar la adhesión de su país al Acuerdo de París, compromiso suscrito el año pasado por 193 países y ratificado hasta ahora por 105 para contener los efectos del cambio climático. El objetivo de esta hoja de ruta pactada es mantener el incremento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 ºC en las próximas décadas con respecto a la era preindustrial.

Trump incluso afirmó que preferiría utilizar los fondos destinados para combatir el calentamiento global en temas internos de su país. El apoyo de EE.UU. al Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a iniciar acciones a partir del 2020, es crucial sobre todo porque se trata del principal emisor de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que provocan el calentamiento.

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En la COP22, que culmina el viernes próximo, hay cuestiones por resolver, como la manera de poder verificar el nivel de GEI de cada país y el financiamiento de las políticas climáticas para reducir las emisiones y enfrentar los efectos especialmente en los países en vías de desarrollo.

El viernes último, representantes de la organización Climate Action Network (CAN por sus siglas en inglés) dijeron que el nivel de ambición de la meta global de los $ 100 mil millones para financiamiento climático (Fondo Verde del Clima), de los que solo $ 20 mil millones estarían destinados a temas de adaptación, es muy bajo. Esto a pesar de que los países en desarrollo abogan por un balance y un acceso menos complicado a estos fondos.

También está sobre la mesa cómo “compensar” a los países pobres más afectados por el cambio climático, que sufren sequías, inundaciones y otros fenómenos extremos. El objetivo actual es llegar a un acuerdo sobre estas cuestiones hasta 2018, según ha afirmado la responsable del cambio climático de Naciones Unidas, Patricia Espinosa: “Ningún político o ciudadano, ningún director de negocio o inversionista” puede dudar de que el mundo está decidido a virar hacia una “sociedad resiliente de bajas emisiones”, aseguró.

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Sandra Guzmán, quien participa de la COP22 como coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (GFLAC), asegura que habrá un impacto en el tema de financiamiento en caso de que EE.UU. salga de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: “Al ser ratificante del Acuerdo de París no puede salirse sino hasta dentro de tres años. Si llegara a salirse, tendría un efecto hacia el 2020 que es cuando las contribuciones nacionales empezarían a implementarse. El problema es q   ue esto puede dar un mensaje erróneo al proceso y significar que otros países que habían entrado porque Estados Unidos ratificó el acuerdo, ahora se pregunten si vale la pena seguir apoyando”, asegura.

Guzmán agrega que el tema del financiamiento es el más complejo de lo que se discute en la COP22: “Ahora se habla sobre hasta qué punto los países que habían empezado a realizar donaciones al Fondo Verde del Clima tendrían alguna motivación de seguir cooperando, si EE.UU. llegara a salirse o a ponerle trabas al acuerdo”.

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La región ha recibido alrededor de $ 28 mil millones del total de lo destinado para mitigar el cambio climático desde que en 2009 se empezó a configurar este fondo, según las últimas cifras disponibles.

México y Brasil son los que más han recibido. “   Uno de los temas de la COP22 es cómo mejorar el acceso al Fondo Verde del Clima para que más países accedan a los recursos sin complicaciones... Y cómo el fondo va a evitar invertir en proyectos que tengan efectos negativos en el ambiente o en países que donde no haya respeto a los derechos humanos, equidad de género... Se espera que la capitalización del fondo no se detenga”, dice Guzmán.

El costo de adaptación al cambio climático en los países en desarrollo podría ascender a entre $ 280 y $ 500 mil millones por año en 2050, una cifra que es cuatro o cinco veces mayor que las estimaciones previas, según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente presentado en mayo pasado.

La noticia del triunfo de Trump generó reacciones entre las autoridades que participan en la COP22. Salaheddine Mezuar, el ministro de Relaciones Exteriores marroquí que preside esta cita ambiental, aseguró que “no habrá marcha atrás” en ese combate, sea cual sea la política estadounidense. Mientras, la ministra de Ambiente de Perú, Elsa Galarza, considera que la elección de Trump da un matiz distinto de aquí en adelante a las reuniones frente al cambio climático: “Estamos esperando el pronunciamiento de Estados Unidos en la COP22. Más allá de lo que se haya podido decir en campaña, las cosas van a entrar en un esquema más moderado”.

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En Nueva York, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó también su confianza en Trump: “Ha hecho muchas declaraciones preocupantes, pero yo estoy seguro de que entenderá la gran importancia, seriedad y urgencia” de este acuerdo, dijo Ban, quien señaló que esperaba reunirse con Trump en las próximas semanas.

La COP22, que se abrió el pasado lunes, recibirá a más de 60 jefes de Estado y de gobierno el próximo martes, y sus ministros y expertos cerrarán la cita el viernes 18. (I)