La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca a caballo de un discurso proteccionista inquieta a Canadá que destina a Estados Unidos el 75% de sus exportaciones gracias a un TLC.

Durante su campaña electoral, Trump prometió renegociar, o incluso abandonar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente entre Estados Unidos y Canadá desde 1989 y extendido a Mexico en 1994.

Esta eventualidad despierta miedo en Canadá, inmenso país donde rebalsan las materias primas, para quien una frontera abierta es un imperativo vital si se tiene en cuenta la pequeñez de su mercado interno, de 36 millones de personas.

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Socios comerciales privilegiados, Canadá y Estados Unidos sumaron 670 mil millones de dólares en 2015, es decir 1,3 millones por minuto.

“Para el comercio bilateral, es vital que la frontera entre nuestros países se mantenga abierta, y así asegurar el tránsito rápido de los bienes”, explicó el presidente de la Cámara de Comercio de Canadá, Perrin Beatty.

La llegada del candidato republicano a la presidencia no representa “nada bueno” para Canadá, estima el politólogo de la universidad Laval en Québec, Louis Bélanger, especialista en acuerdos de libre comercio.

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“Si el presidente Trump pone en práctica las políticas prometidas por el candidato Trump, va a ser extremadamente difícil”, asegura el politólogo.

De hecho, según confía a la AFP, “la gran cuestión es la de saber cómo una administración Trump va a reaccionar frente a la realidad de las cosas. Ello es cierto para todo, no sólo para el comercio”.

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“En su conjunto, es posible que el impacto sea negativo”, opina el analista del banco Nomura, Charles St-Arnaud.

Desde hace 27 años, Canadá trabaja “en una reestructuración industrial basada en la especialización del producto con el fin de satisfacer el mercado de Estados Unidos del norte”, explica Louis Bélanger, lo que agrava aún más la situación en caso de que cambiara el Tratado.

“Cuestionar el acuerdo no es algo chiquito”, subraya.

Recesión canadiense

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“La incertidumbre tendrá efectos de ambos lados de la frontera, pero Canadá los va a sentir aún más”, continúa el politólogo, ya que el 20% de su producto bruto interno sale de la exportaciones a Estados Unidos.

Justo antes de la elección, el banco Desjardins de Montréal preveía una “recesión canadiense” si Estados Unidos abandonaba el TLCAN.

Pero el comercio con Canadá también es importante para Estados Unidos, ya que 12,5% de sus exportaciones se van al país vecino, indica Charles St-Arnaud.

Enérgico defensor del libre comercio, el primer ministro de Canadá Justin Trudeau se declaró “abierto” a renegociar el TLCAN con Trmp.

Para Trudeau esa eventual renegociación debería mejorar el acuerdo para que trabajadores y ciudadanos de los dos países “saquen más ventajas y aumente el crecimiento económico”.

Canadá es el primer socio comercial de 34 estados estadounidenses. Cerca de nueve millones de empleos estadounidenses dependen también de esos intercambios, según datos del gobierno canadiense.

“El Congreso debería apoyar el TLCAN”, estima el profesor de la Universidad de Calgary (provincia de ALberta, en el oeste del país), Stephen Randall, especialista sobre las relaciones norteamericanas. “La presión será sobre Mexico, no sobre Canadá”, adelanta.

La energía es uno de los pocos sectores de Canadá que podría aprovechar realmente la elección de Donald Trump, quien prometió relanzar el proyecto de oleoducto transfronterizo Keystone XL entre la provincia canadiense de Alberta y las refinerías de Texas sobre el golfo de Mexico.

“Hay gente en Alberta que empieza a ver la luz al final del túnel” después de dos años de recesión provocada por la baja del precio del petróleo, explica Randall. “Hay esperanzas sobre el Keystone XL”, aunque Trump también habló de gravar con impuestos las exportaciones canadienses de hidrocarburos.(I)