El triunfo de Donald Trump sacudió a los cubanos que, según AP, se mostraron recelosos sobre el futuro de la relación con EE.UU., país con el que Cuba avanzaba hacia un nuevo rumbo tras décadas de enemistad.

La noticia de su victoria coincidió con el anuncio de un ejercicio militar periódico por parte de las autoridades de la isla, que tuvo una fuerte connotación ideológica.

Barack Obama y el mandatario Raúl Castro comenzaron en 2014 un proceso de normalización de las relaciones tras cinco décadas de ruptura, Ahora, la llegada de Trump amenaza con hacerlo retroceder: los cambios hechos hasta ahora son prerrogativas del Ejecutivo. El acercamiento entre ambos países ya había generado un auge del turismo y visitas de cientos de empresarios interesados en hacer negocios en la isla.

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En campaña, Trump prometió revertir la apertura a menos que Castro acepte otorgar mayores libertades políticas en la isla, una concesión considerada virtualmente imposible por los propios cubanos. (I)