Los comicios presidenciales que se desarrollaron el domingo en Nicaragua han estado dominados por su actual presidente, Daniel Ortega, quien cumplirá 71 años el 11 de noviembre. 

El mandatario llevó a su esposa y mano derecha Rosario Murillo como candidatura a la vicepresidencia, con quien ha cogobernado los últimos años.

"El comandante", como le llaman sus seguidores, mantuvo el poder en las elecciones celebradas el domingo, sin la participación de la oposición que fue excluida del proceso y denunció un abstencionismo "masivo" en la votación.

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Sus detractores lo acusan de querer instaurar una dinastía familiar similar a la de los Somoza, que el entonces insurgente Frente Sandinista (FSLN) derrocó en 1979 tras cuatro décadas en el poder.

Ortega presidió el gobierno revolucionario sandinista (1979-1990) con el apoyo de Cuba y la entonces Unión Soviética, en medio de un conflicto con la guerrilla de los "contras" apoyados por Washington, que dejó unos 35.000 muertos.

Con la economía en ruinas y tras 10 años al frente del país, Ortega perdió las elecciones de 1990, y pasó 17 años con el FSLN en la oposición, desde donde promovió violentas protestas y negoció reformas con la derecha en el poder.

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Volvió a gobernar tras los comicios de 2006, favorecido por la repentina muerte del popular excandidato a la presidencia Herty Lewites, un disidente sandinista que agrupaba a los sectores que cuestionaban el liderazgo de Ortega en el FSLN.

Nuevamente en el gobierno, maniobró para asumir gradualmente el control de todo el aparato estatal, la policía, el ejército y anular a potenciales opositores de la derecha liberal como de la disidencia sandinista que lo tilda de "dictador".

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Con el respaldo de la millonaria cooperación petrolera venezolana, impulsó programas sociales, en uno de los países más empobrecidos de América Latina, y se alió al gran capital con promesas de estabilidad a cambio de que se alejaran de la política.

Estableció buenas relaciones con Estados Unidos, alejando el fantasma de la guerra que rodeó por años su figura, dinamizó el comercio y reforzó la seguridad interna del país, considerado el más seguro de Centroamérica.

Reelección indefinida 

Un polémico fallo judicial lo habilitó para postularse a la reelección en 2011, pese a que estaba prohibido, y tres años después el parlamento, dominado por su partido, dio luz verde a la reelección presidencial indefinida con una enmienda constitucional.

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Su visión maquiavélica de la política, combinada con su destreza para hacer alianzas e imponer su voluntad aplastando sin piedad a los que se le oponen, convirtieron a Ortega en el máximo líder del FSLN, al que se integró en 1963.

Nacido el 11 de noviembre de 1945 en el pueblo minero La Libertad, Ortega abandonó la carrera de Derecho para integrarse al FSLN y pasó siete años preso en una cárcel somocista, en la que fue torturado.

Algunos lo describen como un hombre pragmático, frío y desconfiado, mientras otros lo tildan de comprensivo, humano y sencillo.

Gobierna recluido en una residencia de Managua fuertemente custodiada, es reacio a viajar y dar entrevistas. Se desplaza en un lujoso Mercedes Benz y considera que los que cuestionan su dirección son traidores.

"La Chayo", nueva vicepresidenta

Rosario Murillo, de 65 años, ha sido la portavoz del gobierno de Ortega, pero sus labores van más allá de la comunicación: controla la agenda oficial y ejerce una influencia en el gobierno que nadie se atreve a contrariar.

Militante sandinista desde la década de 1970, esta excéntrica poetisa de 65 años conocida por su estilo autoritario es adorada por los simpatizantes de Ortega y apodada “bruja” por los opositores. En 1977, estando en la clandestinidad, conoció a Ortega, con quien se casó formalmente hace 11 años.

Con Rosario, Ortega tiene seis hijos en común, incluyendo una adoptada. Adicionalmente criaron un hijo de Ortega y tres de Murillo de relaciones previas.

En sus intervenciones diarias en medios oficialistas informa sobre la marcha del "buen gobierno", regaña en público a los funcionarios y lee poemas.

Domina el inglés y el francés y captura la atención con su larga cabellera, trajes coloridos, excesivos collares, pulseras y anillos que evocan el estilo hippie de los años 60.

Murillo se forjó como revolucionaria en la lucha contra la dictadura somocista y en 1977, 

Apoyó a Ortega cuando su hija Zoilamérica Narváez, fruto de su primer matrimonio, le acusó en 1998 de haber abusado sexualmente de ella desde los 11 años.

Los cargos fueron rechazados por una jueza sandinista y Zoilamérica vive exiliada en Costa Rica, desde donde el domingo dijo que la reeleccion de sus padres fue "una farsa" y que carece de "legitimidad". (I)