El ejército estadounidense en Afganistán reconoció el sábado que "muy probablemente" mató a civiles durante bombardeos el pasado jueves en la provincia de Kunduz, donde el jueves murieron al menos 30 personas.

La provincia fue escenario de manifestaciones tras el drama, y decenas de familiares de las víctimas se concentraron ante las oficinas del gobernador, transportando los cadáveres de niños muertos.

"El presidente afgano envió una delegación especial a Kunduz para investigar el incidente. Toda negligencia será castigada" declaró a la prensa el portavoz de la presidencia, Haroon Chakhansuri.

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Los primeros indicios demuestran que el ataque aéreo "muy probablemente causó víctimas civiles", afirmó por su parte el general Charles Cleveland, uno de los jefes de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, que había anunciado inmediatamente la apertura de una investigación con las fuerzas aéreas.

El bombardeo fue hecho a petición de las fuerzas afganas sobre el terreno, que el jueves llevaban a cabo una operación conjunta contra los talibanes en la periferia de la ciudad de Kunduz, en la provincia del mismo nombre.

Los afganos sufrieron un ataque de los insurgentes y pidieron el apoyo aéreo, en una zona poblada.

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El presidente Ashraf Ghani se declaró "muy triste" por los muertos en Kunduz. Quince años después del inicio de la campaña de la Otan en Afganistán, la muerte de civiles constituye el peor problema para las tropas occidentales. (I)