Dos candidatos presidenciales pidieron cita para hablar con los obispos del país en el seno de su Asamblea, que se desarrolló a mediados de este mes. Ahí expusieron sus propuestas de trabajo y, a su vez, los clérigos aprovecharon la ocasión para manifestar sus preocupaciones sobre temas que les atañen: la libertad religiosa y de educación, la defensa de la familia tradicional y de la vida desde su concepción. El arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, explica que el comunicado que emitió la Conferencia Episcopal Ecuatoriana al final de esa reunión busca que los aspirantes desarrollen una campaña electoral “ética”.

¿Qué expectativas tiene la Iglesia en el proceso electoral que ya vivimos?
Primero, nos preocupa que en esta campaña electoral aparezcan tensiones o conflictos, que un grupo ataque o descalifique a otro, que se cree un ambiente adverso, de enfrentamientos. Nuestro pedido es que se respete el derecho a disentir... Queremos que se rescate el valor del diálogo, poder compartir y expresar la diversidad de puntos de vista para llegar a acuerdos entre partidos de todos los colores y banderas. Y segundo, esperamos que los planes de Gobierno respondan a las necesidades reales de las personas en temas de salud, educación, vivienda, desempleo, adicciones...

En su comunicado, ustedes piden “ética” a los políticos, ¿por qué?
La ética tiene que ver con la transparencia y honestidad en el manejo de bienes y recursos públicos. Que los políticos recuerden que no son personales o para el servicio de un grupo.

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La Asamblea de la Conferencia Episcopal se reunió con candidatos. ¿Qué les expusieron?
Ellos pidieron a la Asamblea que los reciba con la condición de que no se dieran a conocer sus nombres. Estuvimos con dos, otros dos se excusaron por compromisos adquiridos. Se les dio de 30 a 40 minutos para que expusieran sus propuestas y tener una idea más clara de ellas... Los dos toparon los mismos temas: el empleo, la vivienda, la educación, salud, la corrupción...

¿Y les gustaron sus propuestas?
Nosotros solo escuchamos: muchas eran técnicas o jurídicas... Ahora, también hay temas sobre los cuales nosotros preguntamos cómo actuarán, como el respeto a la libertad religiosa, la libertad de las familias para educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones espirituales, la familia tradicional y la vida desde la concepción.

¿Qué respondieron?
Uno de ellos dijo que había que abrir un espacio amplio de diálogo para los consensos. Otro sí dijo que estaba de acuerdo con que la familia es la base fundamental de la sociedad y que haría todo para que sea respetada.

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¿Se reunirán con otros?
Como Asamblea era la última del año. La próxima es en abril. Pero dentro de la Conferencia tenemos un Consejo Ampliado (con 15 de los 42 obispos). Si los candidatos nos lo piden, podríamos convocarlo.

Tras escuchar las propuestas, ¿tomarán una postura política?

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Tenemos un impedimento legal, el Modus Vivendi, y no participamos abiertamente en política partidista, pero más allá de eso, está la practicidad. Si optáramos por un partido, no podríamos decirle nada a los demás, por eso mantenemos nuestra libertad para hablar con todos y exponer lo que pensamos.

Pero sí pueden dar directrices a los creyentes sobre cómo votar.
En la Asamblea se tomó la decisión de escribir una Carta Pastoral dirigida a los católicos, en la que indicaremos algunos criterios que puedan ayudarles a votar guiados por su conciencia y por quien creen ellos que responderá a sus necesidades. Estaría lista a mediados o fines de diciembre... En la Asamblea se nombró una comisión que redactará un borrador y luego pasará al Consejo Permanente, que la aprueba.

¿Cómo evitarán que, desde el púlpito, los sacerdotes expresen sus preferencias electorales personales?
Ahí entramos a la ética: yo no puedo imponerle a nadie, ni directa ni indirectamente mi visión política, eso sería violentar la conciencia de las personas... Si alguien se olvida de eso, habrá que llamarle la atención.

En las hojas dominicales usted ha hecho reflexiones sobre la autoridad. ¿Cómo la concibe?
Son cinco reflexiones en torno a la autoridad; primero, como dominio, tratando de imponerse a los demás, eso está en todas partes, no solo en el campo político sino hasta religioso. Y Jesús fue clarísimo: “Miren los señores de este mundo, ¡cómo dominan y se hacen llamar benefactores!”; la segunda, como privilegio para obtener ganancias, que mis intereses sean satisfechos; otra, como prestigio, fama, para que me alaben o inciencen... Son las tres grandes tentaciones de quien ejerce la autoridad. Frente a ellas, Jesús nos propone la autoridad como servicio. Que el mayor se haga el menor. Y también como vocación que da Dios, a través del pueblo que les da el poder para que les sirva... Son conceptos universales, no están dirigidos a nadie en particular. (I)

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