Cecilia Lucero aseguró ayer que si hubiese sabido que en la zona adonde se mudó hace cinco meses eran constantes los episodios de pestilencia, habría evitado ir a vivir al sitio. Habita en la ciudadela Guayacanes, bordeando la autopista Narcisa de Jesús, en la zona donde las quejas por el hedor son recurrentes, donde moradores señalan que el mal olor surge de las lagunas de oxidación de aguas residuales, a cargo de la concesionaria Interagua.

“Hay días en que es insoportable”, mencionó la mujer y sostuvo que así se encierre en el cuarto del fondo de la casa, aquello no la libra de la hediondez. “En la mañana estaban tres personas que no eran de aquí; ahí dijeron: ‘Huy, aquí sí que apesta’”, repitió con desazón.

Por el hedor y presumiendo contaminación del río Daule por supuesto mal manejo de aguas residuales, un grupo de 35 moradores de La Puntilla, en el cantón Samborondón, promueve un derecho de petición, el cual busca que Interagua mejore los procedimientos, según Inés Manzano, abogada que representa al grupo.

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Cuatro organismos recibieron la queja de los residentes y, ayer, personal de la Agencia de Regulación y Control del Agua (ARCA) inspeccionó las lagunas, que son doce en total y ocupan 50 hectáreas en la ribera del Daule, junto a la cooperativa El Limonal.

En la acera opuesta de la autopista quedan las ciudadelas Sauces 4 y Guayacanes, a las que afecta la fetidez. O del otro lado del río, en La Puntilla, supuestamente los olores llegan a las urbanizaciones Torres del Sol y Palmar del Río, según Manzano, quien sostuvo que esa molestia más supuestos indicios de contaminación motivaron el derecho de petición.

El recurso legal, firmado por los 35 residentes, incluida Manzano, fue remitido a cuatro organismos en agosto pasado. Lo recibieron el ARCA y a su vez la Secretaría Nacional del Agua (Senagua); Prefectura del Guayas, Ministerio del Ambiente y Municipio de Guayaquil.

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Ayer, personal del ARCA ingresó a las lagunas junto con técnicos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi). Según Manzano, este último acudió en apoyo de ARCA. Además se observó a personal de un laboratorio químico, supuestamente el que se encarga de monitoreo interno. Y también habría ido un delegado del Ministerio del Ambiente.

Manzano, abogada ambientalista, había reportado antes a la Prefectura su inquietud respecto de las lagunas de oxidación. En junio, el organismo provincial le remitió un oficio como prueba de su inspección. “Se determinó que se han instalado biofiltros en las lagunas Samanes-Guayacanes y se proyecta un sistema de control de olores en la estructura conocida como “Tornillo” de las lagunas Sauces-Alborada, que se instalará hasta agosto del 2016”.

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Agregó: “Las lagunas desde que fueron recibidas por Interagua (en 2001) se han sometido a un proceso de tecnificación y reconfiguración para mejorar el tratamiento de aguas residuales domésticas. Las aguas residuales descargadas son monitoreadas de forma semanal por el laboratorio interno. Se indicó que la presencia de espuma en el agua residual tratada corresponde a los residuos de detergentes que el sistema no puede tratar, debido a las materias primas, que son de difícil biodegradación.

Ilfn Florsheim, gerenta de Comunicación de Interagua, señaló que instalaron los equipos en mención y que cumplen con parámetros del caso. (I)

No busco que se cierren las lagunas porque no existe en este momento otra manera o mecanismo para tratar las aguas residuales, sino que inviertan lo que tengan que invertir porque por algo son concesionarios.Inés Manzano, abogada