Me permito dar mi opinión sobre los efectos de la corrupción.

Al respecto, son los diferentes actos de corrupción los que generan efectos negativos y destructivos para el progreso de los países y el bienestar ciudadano, como serían los casos de la consolidación de élites y burocracias políticas y económicas; la reproducción de la concepción patrimonial del poder; aprobación de leyes sin sustento o legitimidad popular; destrucción o limitación de organismos de control y justicia; “medidas” con beneficios políticos y económicos, estructura desmedida de un Estado y de su función gubernamental; ingresos de funcionarios públicos por “lealtad” y no por meritocracia; declaración patrimonial de funcionarios públicos sin control ni sanción, generando impunidad, y enriquecimiento ilícito personal...

Según sea el impacto y la lucha contra la corrupción, sus efectos serán fuertes o débiles ante las sociedades que aman la paz y el progreso, y que quieren un mejor futuro para sus familias, sin grupos subversivos ni organismos de control y justicia corruptos; por eso hay que evitar efectos de la corrupción sancionando a sus cómplices y encubridores, caso contrario este “cáncer” llevará a la pobreza y miseria a países, por más ricos que sean (Venezuela).

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La corrupción corrompe cuando hay impunidad, y la tentación es grande en países que tienen grandes beneficios (petróleo, minas, etcétera) y que el control y la justicia están corrompidos por lo que son tierras de nadie, y sus “patronos” se creen dueños de todo, aunque son dueños de nada hasta que se les cumpla el plazo de rendir cuentas.

Reflexión: ¿la corrupción es un cáncer social o es la ambición del poder?

Ángel Calderón Mayorga, economista, Guayaquil