Rusos que desafían la gravedad
Suena la música y Nathalia comienza a danzar en el piso, luego se engancha en un aro de metal que baja desde lo alto de la carpa del circo y tras tomarlo se eleva varios metros. En el aire realiza muchos giros con las piernas y brazos, mientras el público mira asombrado y se escucha una y otra vez ¡uy!, cuando la joven entra y sale del aro en el aire.

Ella es uno de los treinta artistas rusos que tiene el Gran Circo de Rusia, que recientemente se presentó en Guayaquil con su espectáculo denominado ‘Impulso’, un desafío a la gravedad y que cuenta con números que han sido premiados en ediciones circenses internacionales, entre ellas el Festival de Circo de Montecarlo (en Mónaco) al que asiste la familia real monegasca.

Durante varios minutos Nathalia deleitó al público con su espectáculo de gran riesgo, que arrancó muchos aplausos de los niños y adultos que acudieron a la función que se realizó el pasado sábado en la tarde, en la carpa instalada cerca de la terminal terrestre de la ciudad.

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En la carpa con capacidad para más de 300 personas, después del número de la artista rusa aparecieron vestidos de blanco perla la familia Markin, compuesta por el padre, la madre y su hijo de ocho años.

Su espectáculo era la estrella de la función porque consistía en pruebas de mucho equilibro corporal. En uno de los números Roman Markin, de 36 años, y padre del pequeño Dimitri, se colocó de pie sobre dos pequeñas tablas con un aro movible entre las dos. Luego subió a su esposa en sus hombros y después a su pequeño hijo, quien al estar en la cima y cogido de las manos de su madre realizó varios movimientos con los pies y todo el cuerpo.

Después de este bocadillo visual Roman inclinó su cabeza hacia atrás y puso en su frente una pértiga (tubo) de cuatro metros de largo, el cual su hijo escaló hasta que llegó a la punta donde hizo varios giros y movimientos con las piernas y manos, causando el asombro del público.

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Las proezas de la familia fueron muy elogiados por los asistentes quienes no salían de su asombro al ver la capacidad de resistencia y equilibro de este padre ruso.

Roman ha logrado ese nivel tras mucha práctica. En su juventud levantaba más de 100 kilos de peso en competencias de halterofilia en su natal Moscú. En tanto que su hijo ha sido premiado en el exterior en festivales de circo, indicó la peruana Luciana Calvimontes, representante del circo.

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Los asistentes no salían de su asombro por lo visto cuando apareció una pareja de acróbatas, quienes tras bailar al ritmo de una sonata, ella se subió en los hombros de él y luego sus cabezas quedaron una sobre la otra mientras la joven mantenía sus piernas abiertas y los brazos extendidos.

La función del circo ruso también contó con la participación de un grupo de acróbatas que realizaron arriesgados trampolines cada uno y en conjunto sobre una pila de colchonetas.

Mientras entre el público una mujer ofrecía en venta canguil, agua y gaseosas llegó el acto de Dimitri, de quien el locutor del circo indicó que ganó una medalla de plata en el Festival de Circo de Montecarlo.

Su acto consistió en desplazarse por la pista subido en una escalera de fierro, de la cual subía y bajaba mientras en su cabeza sostenía un gran libro rojo.

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Las risas no estuvieron ausentes en el gran show del circo ruso. Estas llegaron de la mano de dos payasos, uno de ellos fue Roman, quien hace comedia rusa. Sin decir una palabra y vestido con un traje inflable que simulaba a un pesista, realizó pantomimas, que arrancaron no solo risas, sino carcajadas de los pequeñitos.

Circo
El Gran Circo de Rusia fue creado hace tres años por la productora peruana Prodartes y cuenta con un espectáculo que tiene malabares, acrobacias, equilibrio, payasos, actos aéreos, trapecio, fajas aéreas.

Según Calvimontes, este circo ofrece un show compuesto totalmente de artistas rusos con un trabajo de alto nivel para el público de Latinoamérica. Añadió que no tienen animales porque es complicado transportarlos y peligroso para el personal y el público.

El circo fue creado hace tres años y desde septiembre pasado está en Ecuador, donde ha recorrido varias ciudades. La última será Cuenca el próximo 6 de noviembre.

Luciana lamentó que la asistencia del público sea baja. Dijo que ahora los que acuden generalmente son niños con sus padres y personas mayores, que los jóvenes no van.(I)

Acróbatas, magos y el hombre más pequeño del mundo en Las Vegas
EL de las vegas, es el típico circo pequeño, casi que de onda familiar, en el que los artistas cumplen varios roles y se presentan en varios números.

En Guayaquil estuvieron por las fiestas octubrinas y esta temporada el gancho para atraer al público fue la presencia del colombiano Edward Niño Hernández, el hombre más pequeño del mundo, con 70 centímetros de altura y avalado por los Records Guinness como tal.

Justamente, después de unos días de hospitalización Edward, de 30 año, volvió a presentarse en el circo desde el viernes 14 de octubre hasta el domingo 16, cuando dieron su última función de temporada en Guayaquil.

Ese viernes, pese a que había unos 80 espectadores que no llenaban ni la mitad del circo, los artistas, unos 20, cumplieron con el público con buen ánimo y profesionalismo.

Pipiyín, el único payaso del circo, es el hilo conductor del progrma de hora y media de duración con un intermedio de 10 minutos.

El mago Harry Magic también se presenta varias veces con los clásicos números como el de pasarle una daga a una mujer que está metida en una caja y aparece completa después del “mágico corte”.

Contorsionistas, hombres y mujeres, malabaristas y acróbatas mezclan su arte con humor. Ellos fueron aplaudidos por el público que disfrutó de los números realizados con respeto.

Las Vegas es un circo nacional de propiedad de la empresa Hermanos Granda y nació hace 20 años.

Stalin Granda, administrador, cuenta que trabajan artistas ecuatorianos, peruanos, colombianos, uruguayos, venezolanos y argentinos, la mayoría gente joven. “Ahora con la facilidad del internet ellos nos mandan sus números y vemos si los contratamos o no”, explica.

Stalin indica que todos los años buscan un número especial, que este año fue el hombre más pequeño del mundo.

“Nosotros en Las Vegas hemos presentado también personajes de la televisión como el Profesor Jirafales, Quico, La Chilindrina, también a las garotas de Brasil...”, dice Stalin, quien por muchos años fue el “motociclista suicida” del circo.

Stalin añade que se está volviendo al circo tradicional y que tal vez a eso se debe el poco público, pues la gente está acostumbrada a que le presenten al personaje famoso de la televisión.

Como último número del programa está la presentación de Edward Niño Hernández, quien en realidad no hace más que bailar un poco de reguetón, acompañado de dos niños del público que los ponen a concursar.

Edward pesó al nacer 1.300 gramos y midió 38 centímetros, algo más largo que la página de una revista. Además permaneció más de dos meses en una incubadora sin esperanzas de vida. A los 2 años Edward dejó de crecer, duró tres años bajo observación médica constante, mientras universitarios de la Universidad Nacional lo estudiaron hasta que tuvo 3 años y luego perdieron interés en su caso. Ni siquiera le dieron una explicación y la familia se sintió utilizada.

Tiene un hermano que sufre del mismo problema y una hermana, que dejó de crecer como él, murió.

Edward se dedica a presentarse en circos y ferias para ganar dinero, pero ese día, tal vez porque estaba aún delicado de salud, lucía triste y cansado mientras las personas hacían fila para fotografiarse con él al final de la función y así tener de recuerdo la fotografía con el hombre más pequeño del mundo.

Ahora están en Cuenca. (I)