Estefanie aún no lo podía creer. A las 09:00 de ayer todavía había una mancha de sangre de su madre, que recibió varias puñaladas supuestamente de su expareja, Antonio G. B.

El sujeto, según la denuncia de la mujer, ingresó a las 03:00 por una ventana de rejas en la terraza de una casa de tres plantas, de la 22 y la Ñ. Este le propuso regresar sentimentalmente. No obstante, ante la negativa de la madre, de 33 años, el hombre tomó un cuchillo y le provocó varios cortes.

Los gritos de la mujer se mezclaron con los de sus hijos que pidieron auxilio a los inquilinos de la casa, ubicada cerca del estero Salado, en el suburbio.

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Después de asestarle varias puñaladas, el sujeto escapó por la ventana de rejas por donde ingresó, dijo Estefanie.

Por la mañana, los moradores de esta zona y del callejón 15 y la M se sorprendieron por el hallazgo del cadáver del supuesto agresor de la mujer.

Una joven que vive al pie del estero Salado contó que un canoero, amigo de su papá, los llamó para ver un cuerpo que yacía sobre el lodo. Cuando se acercaron, indicó, notaron que no “se movía”, que “tenía un golpe en la cabeza, del lado izquierdo”.

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Personal de Criminalística acudió al sitio ante la mirada de curiosos que decían no conocer al fallecido.

“Yo no sabía que él quería quitarse la vida. A mí no me hablaba mi papi; ellos estaban separados desde el sábado (pasado). Él siempre la amenazaba a mi mami. Él consumía droga. Mi mamá me decía: Cuida a mis hijos. Mi papá le pegaba a mi mamá cada que él tomaba. Cuando estaba consumido, él andaba como que alguien lo perseguía, siempre andaba con palos o cuchillos”, recordó Estefanie, quien añadió que tenían pocos días en esa terraza.

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La mujer fue auxiliada por un hermano que vive en frente y el dueño de la vivienda donde le dan “posada”.

Los cortes no comprometieron la vida de la madre de los siete menores. La adolescente pidió ayuda para sus hermanos. (I)