Diariamente por cuestiones de trabajo transito por las calles de la ciudad de Guayaquil, esto es en el centro, norte, sur, este y oeste. Y parecería que para todos los ciudadanos es natural ver a personas (pordioseros) viviendo en las calles, estas personas en la mañana transitan casi desnudos deambulando por toda la ciudad y en la noche duermen ya sea en los portales, parques, debajo de puentes, en algún solar vacío de la ciudad. No hace falta preguntarse dónde hacen sus necesidades domésticas, si los postes y veredas hieden a cada paso; por lo tanto me cuestiono dónde están las autoridades que son las designadas para cumplir con las disposiciones legales, tanto dispuestas en la Norma Suprema, así como en las ordenanzas municipales.

Sin embargo, también me he percatado por las mismas circunstancias de que cada vez hay menos animales domésticos deambulando por la ciudad. Por las organizaciones preocupadas por el maltrato de los animales, denunciando estas novedades, se han creado centros de protección y leyes para sancionar estos maltratos que me parece bien, ya que según la Constitución hasta la naturaleza tiene derecho y protección.

Por lo que me pregunto: ¿quién tiene más derecho y protección: el ser humano, los animales domésticos o la naturaleza? Parecería que más derecho tienen los animales domésticos que estos seres humanos que por cualquier circunstancia de la vida viven en las calles sin que nadie diga algo al respecto. Es más, las autoridades ven para otro lado esperando que alguien se preocupe o haga algo, para después cuando se concientice ya por reclamo de la ciudadanía o escándalo, reaccionen; cuando es su obligación como autoridad darle solución a esta problemática social.

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Le pregunto a los ciudadanos: ¿más valor tiene la vida de un animal doméstico que la de un ser humano?(O)

Luis Sanchez A.,
Guayaquil