El alcalde Jaime Nebot luce relajado, tiene claro lo que hará en su retiro, cuando culminen los dos años que le restan de su gestión, y se muestra satisfecho con las grandes obras que están en marcha en la ciudad, que hoy cumple 196 años de independencia. Se emociona con la construcción de dos puentes, la aerovía, rueda moscovita, los 3.000 –de 6.000– puntos de internet gratuita. Dicen que son obras que ya no hablan solo de una ciudad de servicios, sino de bienestar y turismo, que enrumban a ese gran Guayaquil del futuro.

¿Este aniversario es diferente?, con un país en crisis, con gente buscando trabajo, negocios con problemas, que no es responsabilidad directa del Municipio, pero que la ciudad enfrenta esa realidad.
... Yo me comprometí al aceptar la candidatura para la cuarta alcaldía a hacer el Guayaquil del siglo XXI, el Guayaquil del futuro, ya no simplemente el Guayaquil de los servicios que está prácticamente resuelto... Yo no podía adivinar la magnitud de una crisis como la que estamos viviendo... Sin embargo, aquí no hemos dejado de cumplir ninguno de los compromisos que yo adquirí en campaña... El primer concepto se desarrolla comunicándose primero... Samborondón-Guayaquil, el puente sobre el río Daule que no termina en Guayaquil en la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, sino que llega hasta la José María Egas, está en marcha, hoy se están hincando los pilotes. El puente sobre el río Daule (Guayaquil-Daule) este mes se inicia la licitación... y la aerovía que va a unir Durán con Guayaquil en una primera etapa... Entonces, ese concepto de gran Guayaquil queda comunicado, los puentes se terminan en 18 meses.

¿A lo mejor se hará alguna política local como para que las empresas de alguna manera puedan responder a esa necesidad de empleo?
El Municipio sigue siendo el mayor generador de trabajo en la ciudad. ¿Sabe usted cuál es el defecto de la mayoría de los políticos? Mentir. ¿Ud. ha oído alguna campaña donde no ofrezcan empleo?, ninguna... No hay empleo si no hay dónde trabajar, y aquí hay tres sitios donde trabajar: el Estado, que ya no aguanta un empleado más; los negocios actuales, si crecen; y los negocios nuevos, que aún no existan y que se pongan, no hay más. ¿Sabe qué se necesita para eso? Confianza, seguridad jurídica, estímulos y rentabilidad.

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¿La ciudad puede estimular eso?
Estimulamos... Si no hay confianza y si no hay seguridad jurídica, los incentivos no sirven, y si no hay rentabilidad no sirve de nada.. en la inversión, ahí es donde está el empleo y eso hace Guayaquil, por eso hay confianza en la ciudad de Guayaquil. Pese a que vivimos en un país con confianza lacerada, desgraciadamente...

Y por eso viene mucha gente y eso hace que también se presente un problema difícil de resolver, el comercio informal.
Con la migración tiene progreso, gente nueva que viene a aceptar el desafío, que viene a trabajar, que al principio quiere hacer lo que le da la gana y luego acaba queriendo a la ciudad tanto o más de los que hemos nacido aquí... ¿Cuál es el desafío?, servicios y orden. A los servicios no les tengo miedo... ¿Dónde está el problema?, muy relativo, en el orden, hay gente que quiere hacer lo que le da la gana y yo no les permito hacer lo que les da la gana.

¿Se planean alternativas para los nuevos informales?
Hay dos alternativas: concientización y educación, que acaban ordenando y convenciendo a la mayoría, y sanción para el que no entiende.

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¿Nuevos espacios?
Claro, el último Peca, el Parque California. Empezamos con Peca 1, vamos a Peca 3.

Su periodo está por la mitad. ¿Cómo mantener el modelo de desarrollo?
Con el arma más poderosa que tienen los ciudadanos, el voto... ¿Sabe cuál es el legado, el de Febres-Cordero y el mío?, que la gente vote bien y por lo menos para alcalde vota bien... Si alguien osa destruir Guayaquil, vamos a estar en la calle, ahí sí vamos a estar cerquita, el soplido en la nuca se hace presente, porque desde la 9 de Octubre al palacio municipal no hay ni tres cuadras, así que aquí el pueblo va a elegir bien y si se llega a equivocar, va a exigir en la calle rectificación. Y yo estaré ahí en la calle también.

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Su retiro será entonces así, ¿garantizará ese desarrollo?
Cuando yo me vaya, la ciudad quedará en manos de quien el pueblo elija y yo nunca interferiré, porque mi época habrá pasado. Pero el día que quieran destruir esta ciudad, el abogado Nebot, a pie o en silla de ruedas, estará en la calle. (I)

Cuando yo me vaya, la ciudad quedará en manos de quien el pueblo elija y yo nunca interferiré (...). Pero el día que quieran destruir esta ciudad, el abogado Nebot, a pie o en silla de ruedas, estará en la calle”.