Por: AlbertoDe Guzmán Garcés

No logro salir de mi asombro: Cristina Fernández de Kirchner vino a Quito para recibir una condecoración otorgada por la Asamblea de nuestro país y habló; habló 49 minutos; y dijo de todo. Muchos se han indignado sobre qué presea tan especial sea otorgada a este controvertido personaje, tema sobre el cual se ha escrito abundantemente, con lucidez y gallardía en defensa de nuestra dignidad. En esos escritos se recoge a cabalidad y con elocuencia el sentimiento ofendido de nuestro pueblo, así que no me detendré en eso, pese a que me duele que se haya mancillado la memoria de nuestra Manuela. Lo que ahora me asombra y a lo que me referiré, es a las alocuciones que ha hecho el personaje en Quito, en adelante CFK.

Luego de recibir la presea, CFK dijo que, en su ilustre opinión, quien tiene dinero en paraísos fiscales es porque quiere delinquir –no que ha delinquido– y es una suerte de traidor porque cada peso o dólar en esos caladeros es un peso o dólar menos para educación, salud o vivienda que se les quita a los nacionales. Sí, así como lo leen. Pese a mis años y pese a las cosas que a diario oímos, leemos y vemos, me quedo con la boca abierta del asombro. Quien dice esto, con semejante descaro y desde tan alto pedestal, es nada menos alguien que tiene cientos de denuncias por corrupción en su país; una persona sobre la que hay indicios de haber hecho millonarios depósitos en las Seychelles; la misma que está siendo investigada por haber guardado dineros en bóvedas de sus hoteles y residencias cerca de la Patagonia, en que las entregas ya no se contaban sino que se pesaban; o, por dejar unos milloncillos en la caja fuerte de su hija. La misma persona cuyos estrechos colaboradores hacen depósitos nocturnos en conventos de clausura de Buenos Aires, aupando sacos de billetes por encima de tapiales para ser puestos en seguros resguardos prolijamente construidos para alijos de efectivo, que guardan secretos como las tumbas. Si no se tratara de dineros de tan alta gama, vinculados a personajes de tanto coturno, hablaríamos de unas vulgares caletas.

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Cierro la boca para que no entren moscas y tomo perspectiva y aire para caer en cuenta que este discurso responde a un guion; un guion oficial, vergonzoso y burdo. CFK vino de corifeo del gobierno, en el momento justo para hacer de telonera de la llegada del ahora ya candidato de Alianza PAIS, en concierto además con la reunión internacional de las izquierdas, para repetir el discurso correísta sobre el mentado pacto ético, uno de los arietes de la próxima campaña electoral; y para amplificar esa consigna, con la supuesta autoridad de expresidente de un gran país.

El embajador de la Argentina se asombró e indignó y no se ha podido refrenar de dar agudas declaraciones a la prensa de su país, sobre una ciudadana de su país. Curiosamente, el embajador es de apellido Juez y ¡vaya que si ha emitido juicios! Nuestra Cancillería, encabezada por un inglés, salió rápidamente a protestar, cosa que no hizo cuando ciudadanos de nuestra patria fueron maltratados en la República bolivariana. Por cierto, ¿no habrá ecuatoriano de raíz que pueda dirigir nuestro servicio exterior, para que tengamos que recurrir a ecuatoriano de papel?

Pero bien mirado, CFK tiene línea argumental para atrapar incautos: ¿para qué sacar dinero del país a tropicales paraísos fiscales, si se los puede resguardar en templados depósitos locales? ¿Para qué exponerse a sonrojos con Panamá Papers y otros husmeos de periodistas corruptos, peones del nuevo Plan Cóndor? Es que estos personajes son geniales para un sofisma: ¡no importa el cuestionado origen de los haberes, lo que importa es dónde se los guarda! ¡Bárbaro!, dirán en argentino. Habrá que preguntarle si esos pesos, dólares o euros así guardados no se los ha quitado a salud y educación de sus nacionales. Puede ser que algunos allegados al régimen que andan por los tejados, tratando de esquivar que se delaten sus cuentas en paraísos fiscales, tengan en esto señas de cómo proceder, con el ejemplo de persona de tan alta autoridad, ahora refrendada y resaltada con la condecoración Manuela Sáenz. Solo nos queda agradecer a la visitante que nos haya hecho reparar que, pese a todo, aún nos queda capacidad de asombro. Pero, por favor, no nos tomen por imbéciles. (O)

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Por refrendar los dichos de Rafael Correa, Gabriela Rivadeneira pagó a CFK con medalla y, de yapa, la exhibieron internacionalmente como víctima del nuevo Plan Cóndor, otra idea original del populismo del siglo XXI. ¡Qué negocios tan fraternos!