La idea era posicionar el Malecón del Salado como un espacio de entretenimiento familiar; entonces la concurrencia era mayoritariamente de estudiantes de dos universidades cercanas.

Con ese fin, hace dos años, comenzó el trabajo. Incluyó estudios de mercado, grupos focales y otras técnicas para determinar qué era lo más apropiado para cumplir con el propósito. “Los fines de semana realmente no teníamos muchas visitas, siendo un parque familiar”, reconoce Daniel Torre Robalino, gerente administrativo y financiero de la Fundación Malecón 2000.

Daniel Torre es el promotor de la reactivación del Malecón del Salado, en el tramo que se extiende sobre la avenida 9 de Octubre, desde el puente 5 de Junio hasta la calle Tungurahua, en torno a la conocida plaza Rodolfo Baquerizo.

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Sostiene que la acogida que tuvo en el 2014 la apertura del Safari Park en el Malecón Simón Bolívar sirvió como referente, pues los estudios hechos en el Malecón del Salado demostraron que la gente requería un sitio de entretenimiento tipo parque de diversión.

Con ese antecedente, relata, empezó el proyecto ejecutado en dos etapas. Y hoy en el Puerto Principal, que celebra 196 años de independencia, el sitio remodelado constituye una de las alternativas de diversión por la fecha festiva.

El primer tramo se denomina Safari Park, está dotado de cuatro juegos mecánicos para niños y adultos; el segundo, Safari Zone, en el área del patio de comidas, donde hay 28 máquinas de juegos infantiles.

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Daniel Torre, graduado como agrónomo en la Escuela Agrícola Zamorano, de Honduras, dice sentirse satisfecho con la acogida que han tenido las innovaciones en el Malecón del Salado.

En julio pasado, cuando se inauguró la primera área se registraron 100 mil visitas durante el mes, una cifra récord movida por las fiestas julianas.

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Ahora, en las fiestas octubrinas, la expectativa es sobrepasar ese número una vez que en septiembre pasado se inauguró el segundo tramo de juegos.

Eso, afirma el también máster en Administración de Empresas, es contribuir al desarrollo de la ciudad que lo vio nacer hace 52 años.

Aficionado del buceo en la playa, algo que practica los fines de semana junto con su esposa, Ana María Arias, y sus cuatro hijas, Daniel Torre también estuvo vinculado con empresas agropecuarias, por sus conocimientos en agronomía.

Y en la década del noventa colaboró con el sector banquero; ahora se muestra orgulloso del nuevo concepto del Malecón del Salado. (I)

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