El papa Francisco viajó este martes a Amatrice, la pequeña localidad italiana devastada por un terremoto en agosto, para orar solo y en silencio ante los escombros por los muertos y consolar a los vivos.

El pontífice argentino había anunciado su intención de viajar a Amatrice pocos días después del sismo que causó casi 300 muertos, pero sin fijar fecha.

Jorge Bergoglio, que tomó como pontífice el nombre del santo de Asís, eligió el día de San Francisco, el 4 de octubre, para llevar personalmente su ánimo a las víctimas del terremoto.

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Tal como lo había anunciado el domingo en el avión de regreso de Georgia y Azerbaiyán, se trata de una visita de “carácter privado”, sin la compañía de autoridades ni medios de comunicación.

“Voy solo, como sacerdote, obispo, papa. Pero solo. Así quiero que sea. Y quiero estar cerca de la gente”, había anticipado a los periodistas en el vuelo papal.

Francisco llegó en un pequeño automóvil privado a Amatrice a las 09:10 locales (07:10 GMT) y se dirigió inmediatamente a la escuela provisional construida con materiales prefabricados, donde estudian un centenar de alumnos.

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La escuela del pueblo, recién restaurada, se derrumbó debido al sismo, convirtiéndose en un símbolo de devastación y negligencia para los italianos.

“Estoy aquí sólo para decirles que me siento cercano a ustedes. Nada más. Cercanía y oración”, dijo a los primeros que saludó.

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El papa escuchó a los niños, sus historias sobre cómo vivieron el terremoto.

El portavoz del Vaticano, Greg Burke, difundió en la red Twitter fotos del papa saludando a los adolescentes y estrechando la mano de un hombre, visiblemente emocionado, que perdió a su mujer y sus dos hijos en el sismo.

Una visita privada

 

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“Desde el primer momento sentía la necesidad de venir, pero no quería causar molestias“, confesó.

“Aquí han fallecido tantas personas bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos”, pidió luego en la “zona roja”, cerrada al público por el riesgo de derrumbe de las viviendas en parte derruidas.

En silencio y ante los cúmulos de escombros, el papa rezó por las víctimas, los heridos y las personas que han perdido sus casas y sus haberes.

“La presencia del papa aquí es un mensaje importante, porque nos trae la esperanza”, aseguró el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, quien acompañó al sumo pontífice en su visita.

Durante su recorrido estuvo acompañado también por el obispo de Rieti, Domenico Pompili, y por el párroco de Amatrice, Savino D’Amelio.

“Ha sido una sorpresa la visita del papa. No sabíamos que venía hoy, nadie nos advirtió. Para nosotros es un momento de consolación espiritual”, declaró emocionado el anciano sacerdote local a la televisión italiana. (I)