Una malla plástica color naranja a lo largo de la avenida Benjamín Rosales, en la zona de la terminal terrestre, en el norte de Guayaquil, no impidió la mañana de ayer que los peatones cruzaran la vía caminando sobre las líneas cebra y sin utilizar el paso peatonal elevado.

La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) bloqueó el camino con aquella malla e inactivó el semáforo que está al pie de la oficina de Migración como recurso para dar fluidez al tránsito. Los peatones, sin embargo, se dieron modos para abrir esa cortina y seguir su ruta habitual.

Andrés Roche, gerente de la ATM, luego de una inspección al mediodía, enfatizó que quienes necesiten cruzar la av. Benjamín Rosales deben utilizar el paso peatonal elevado, distante a unos 150 metros.

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“Les da la facilidad a los peatones en esta gran avenida. Pero, lamentablemente, por falta de información o por falta de tener ahí un agente todos los días, esto se convirtió en el gran paso peatonal, complicando la seguridad de los peatones; una mala costumbre que incide en su seguridad y cortando el flujo vehicular”, dijo el funcionario.

En la mañana, con el semáforo inactivo o más bien activo, solo en luz verde, por lo que los conductores que iban al norte ya no se detenían, los caminantes expusieron su integridad cruzando la avenida, corriendo, aprovechando pocos espacios en la hilera de carros.

Los transeúntes rechazaron el bloqueo de la ruta peatonal, delineada con franjas blancas, y consideraron lejano caminar 150 metros hacia el paso elevado, que conduce a la terminal Río Daule de la Metrovía.

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Incluso, personal de dos restaurantes continuos a Migración se mostraron alarmados por el desvío al que están sujetos los peatones, sus potenciales clientes. “Los que trabajan en la terminal, ellos vienen a comer; ya no van a poder pasar para acá”, se quejó una propietaria.

Roche sostuvo que el ordenamiento se ejecuta pensando en el interés colectivo. (I)