Adriana Reyes es una campeona. En natación, en los estudios y en la vida. Para sus profesores y amigos también es una mujer franca, alegre y una líder. Lo dicen por su lucha por lograr sus sueños como atleta olímpica y ahora como profesional.

El pasado martes alcanzó un nuevo sueño al obtener la licenciatura en educación física deportes y recreación, luego de exponer su proyecto que trataba sobre una guía de adaptaciones curriculares para la enseñanza de la natación en niños con autismo.

Obtuvo el máximo puntaje: 10 en el proyecto y 10 en la sustentación. Los testigos fueron docentes y alumnos de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Guayaquil, donde cursó sus estudios durante cinco años.

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Su discapacidad motriz no ha disminuido sus ganas por seguir imponiéndose metas y enfrentar en su vida estudiantil, dice, a maestros de mente “cuadrada”.

Desea que su logro inspire a otros a seguir sus pasos. “Quiero que (su graduación) sea motivación para otras personas que como yo o con cualquier condición tanto física, mental e intelectual puedan ver que sí pude hacer las cosas”, manifiesta la joven de 28 años.

Señala que la obtención del título le ha significado un proceso largo porque hubo profesores que la apoyaron y otros que no, pero que eso le ha permitido crecer en el ámbito profesional y personal.

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Su madre, Marcia Cevallos, y sus profesores Giceya Maqueira, tutora de tesis, y Antonio Rodríguez, son las tres personas que más admira.

La guía que sustentó como parte de su proyecto busca implementar orientaciones metodológicas que permitan integrar a niños con autismo y a sus padres a un proceso de aprendizaje en la natación, un deporte que ella practica desde los 7 años. Primero como hobby y por salud y a partir del 2008 como deporte profesional, que la llevó a convertirse en el 2011 en campeona olímpica.

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Su primera participación fue en los Juegos Nacionales de Olimpiadas Especiales Guayas 2008. Dos años después (2010) compitió en los Juegos Latinoamericanos de Olimpiadas Especiales en Puerto Rico.

Luego vino su actuación más destacada en el 2011 al ganar en las Olimpiadas Especiales en Grecia cuatro medallas: dos de oro en 400 metros y postas, una de plata en 200 metros y una de bronce en 100 metros.

Ese logro deportivo, señala, la motivó más a estudiar educación física. Para Adriana la natación es un deporte completo, que ayuda tanto física como mentalmente. Por eso uno de sus sueños es tener un club de natación para niños con necesidades educativas especiales. (I)

No importa la condición que tengamos, lo importante es salir adelante, porque nada es imposible.