Una comunidad de unos 15.000 ecuatorianos residentes en Charlotte, EE.UU., permanecen atentos a las protestas violentas por la muerte de un afro a manos de la policía, que por dos noches consecutivas se han registrado en la ciudad y llevaron a declarar a las autoridades el estado de emergencia.

“La protesta de anoche (miércoles) fue la más violenta. Mi jefe me autorizó para que no vaya al trabajo porque prácticamente todo lo que es el downtown estaba cerrado, había mucho policía y estaba lleno de afroamericanos”, dice William Vera, un ecuatoriano que trabaja como supervisor en una iglesia, ubicada en la zona de las manifestaciones.

“En los doce años que vivo en Charlotte nunca antes ha ocurrido esto”, lamenta Vera, y dice que la gente está muy asustada y que varios negocios y bancos no atendieron ayer.

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La jornada de manifestaciones del miércoles dejó 44 detenidos y un herido de bala.

“Están pidiendo que no salgan de las casas, que se mantengan fuera del área y no pasen por allí porque los manifestantes han comenzado a romper vidrios, a robar, se entraron en una tienda de WalMart y han robado todo lo que quieren, han incendiado carros”, también comenta Aracely Pacheco, directora de la Fundación La Casa del Ecuatoriano en Charlotte.

Pacheco, una manabita que vive 50 años en esta ciudad, refiere que no ha escuchado casos de ecuatorianos afectados en la zona de disturbios porque la mayoría vive lejos del centro de Charlotte.

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Galo Baird, otro ecuatoriano que reside en esta localidad, precisa que una gran parte de compatriotas se concentra en el sur de la ciudad, pero que muchos trabajan en el centro en restaurantes, oficinas y Centro de Convenciones y que no han podido ir a sus labores, por las fuertes medidas de seguridad.

Ayer llegaron soldados de la Guardia Nacional para contener a los manifestantes y proteger la infraestructura y ser “mucho más eficaces”, dijo el jefe policial Kerr Putney. (I)

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830
mil

habitantes tiene Charlotte, de los cuales, el 35% son afroestadounidenses, según las autoridades.