La casa de dos plantas, ubicada en las calles Segunda 611, entre Ficus y Las Monjas, enciende sus luces y se llena de movimiento, música y arte dos viernes al mes, por la noche.

Adentro, en la sala, presentan sus obras y performances actores, bailarines, fotógrafos y músicos, mientras que en el patio, en un pequeño escenario de madera a tono con el piso, en un bar al aire libre los asistentes disfrutan de música en vivo. Se trata de El Nodo, palabra urbana que significa punto de encuentro, y que comenzó a funcionar en abril pasado gracias a la iniciativa de un grupo de artistas, arquitectos y colaboradores.

“Amigos de un grupo de arquitectos que se llama El Selectivo, hace cinco años, estaban al frente del proyecto de crear una especie de área social en este patio y se diseñaron y se construyeron el piso, las mesas, el escenario; sin embargo se mantenía inactivo, así que me llamaron a mí para que hiciera algo, entonces gracias a que estaban sucediendo cosas nuevas en Guayaquil como el microteatro, el bar Guayaquil Social Club (ya desaparecido), que daba cabida a artistas independientes, se me ocurrió a mí hacer un microteatro primero, aunque enseguida surgió como un espacio multidisciplinario”, cuenta, desde ese mismo patio, Peter Ronquillo, arquitecto y bailarín profesional, quien es el director de El Nodo.

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Junto a él está Jennifer Cabezas, bailarina de danza moderna, directora artística de El Nodo. “Justamente con Jennifer, creo que fuimos los primeros en presentarnos, por ese tiempo, en espacios no convencionales”, acota Peter.

Aunque se pensó primero en un microteatro, Peter dice que no estaba convencido porque cuando iba a esos espacios “me faltaba algo, sentía que no me podía quedar más tiempo, me quedaba con ganas de conocer gentre, de socializar, entonces pensé que el espacio tenía que ser mucho más interdisciplinario, que la gente que viniera tuviera cosas en común, que se ayudaran, porque por ejemplo, el fotógrafo siempre necesita de bailarines y los bailarines del fotógrafo, igual una obra de teatro necesita música y los músicos quieren que se dé a conocer su creación”.

Así se concibió finalmente El Nodo, como un espacio multidisplinario para artistas independientes cuya primera jornada fue el 22 de abril con la participación de artistas diversos como el actor Fabricio Mantilla, el fotógrafo Ricardo Bohórquez, la cantante Jenny Carvajal, la bailarina Jennifer Cabezas, entre otros.

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Para la inauguración se contemplaba que los asistentes para entrar llevaran una planta para armar un jardín vertical, pero como coincidió a pocos días del terremoto, se pidieron víveres para los damnificados. A la inauguración fueron unas 80 personas y poco a poco ha ido aumentando el número de asistentes. En la sala principal de la casa se presentan las obras de teatro y danza, por las que se cobra cinco dólares. En el patio, donde los asistentes pueden disfrutar de bebidas y piqueos, hay música en vivo y lectura de poesía y otros performances.

El Nodo también da cabida a los emprendimientos. “No hay de comida, pero hemos tenido de jabone sartesanales, champú para perros, zapatillas, carteras, etcétera”, comenta Jennifer, que indica que lo importante es que se dna a conocer y se generan contactos, al igual que los artistas.

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Para cada “nodo”, como le llaman a cada día de presentaciones, se hacen convocatorias a través de la sredes scoiales y la mecánica es que cada artistas o grupo manda su propuesta. “Los artistas se pueden repetir de un nodo a otro, lo que tratamos es que haya variedad, que haya obras de teatro, de música, de pintura, fotografía, poesía, danza”, indica Jennfier.

¿Qué es lo que buscan en las propuestas? “Antes de crear este espacio, yo me daba cuenta que los artistas independientes, no tan convencionales se estaban quedando sin espacio para presentar sus cosas, solo al que tenía cierta trayectoria o era un poco famoso se les estaba dando la oportunidad, entonces aquí realmente no se le dice aun artista que manda su propuesta que no puede presentarse”, dice

“Aquí de lo que nos responsabilizamos es de la cantidad de público que vaya a tener”, acota Jennifer, quien puntualiza que sin embargo, a través de la sredes sociales El Nodo promociona a los artistas y sus obras.

Y es que nada es improvisado y en El Nodo todo está organizado para cumplir funciones. Además de Peter y Jennifer, colaboran Alison Salame en el diseño gráfico, Vladimir Palacios en el área de comunicación, Gary Pulla se encarga de la parte comercial, Lorena Álvarez de la parte adminsitrativa y legal, enrte otros. Al inicio se contó con el trabajo de la bailarina Nadie Piechestein.

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Una de las aspiracioens de El Nodo, dice Peter, es dedicarse a la ayua comunitaria, “es decir, si un artista se presneta, parte del contrato o de su paga será impartir cursos, charlas o talleres en ciertos sectores sorbe todos para niños. Yo por ejemplo no tuve accceso al arte sino hasta los 22 años, si me hubiera pasado de niño hubiera sido un gran artista, entonces eso e slo que buscamos potenciar el arte que hay en muchos niños y jóvenes”.

El otro gran objetivo es tener un espacio propio y más amplio. “Con un galpón sería feliz” dice Peter entusiasmado, y Jennifer precisa: “Y que se convierta en un centro de netranamiento artístico, porque aquí a los artistas que no pertenecemos a ninguna escuela, academia o compañía, nos falta un lugar de entrenamiento diario, no tenemos acceso a los escenarios delos teatro, no hay lugar que ni siquiera quiera alquilar por horas, pro días para que entrenemos, y debemos hacerlo moviendo muebles de las salas de las casas o hacerlo en terrazas”. (I)

Faltan espacios en Guayaquil para los artistas independientes no tan convencionales, por eso aquí no se le dice a una propuesta artística que no puede presentarse”.Peter Ronquillo, Director y bailarín