Las aguas azul turquesas se oscurecen y aparecen unas brillantes criaturas fantasmales.

El pequeño submarino se sumerge en las profundidades del mar y las tres personas a bordo pueden observar algo que ningún humano vio hasta ahora: el extinto volcán Cook, de 4.000 metros (13.000 pies), ubicado en el fondo del mar

Científicos visitaron el volcán a principios de septiembre en el submarino Pisces V para examinar sus rasgos geológicos y la abundante variedad de vida marina a su alrededor, y un reportero de la Associated Press tuvo acceso exclusivo a la empresa. Fue la primera expedición jamás realizada al Cook por una nave sumergible tripulada.

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Entre otras cosas, los investigadores de la University of Hawaii y de la organización sin fines de lucro Conservation International divisaron cosas asombrosas, como un extraño pulpo con aletas que parecen las orejas de un elefante y una especie potencialmente nueva de corales violetas que bautizaron Purple Haze.

Conservation International espera estudiar 50 volcanes submarinos en los próximos cinco años.

“No sabemos nada del lecho marino“, dijo Peter Seligmann, presidente, director general y cofundador de Conservation International. “Lo que sí sabemos es que cada una de esas montañas submarinas acoge nuevas especies, aunque no sabemos qué son. No sabemos cómo evolucionaron. Ni qué nos pueden enseñar.”

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A medida que el submarino avanzaba hacia las profundidades de mar el 6 de septiembre, los únicos sonidos eran los de las comunicaciones radiales con tierra firme, el zumbido de un aparato que elimina el monóxido de carbono de la cabina y las voces de la tripulación. El aire denso adentro de la nave se hizo más frío y seco a medida que descendíamos.

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“No sabemos lo que vamos a encontrar“, expresó Greg Stone, biólogo marino de Conservation International. “Siempre surgen cosas inesperadas cuando vas al fondo del mar.”

Al llegar al punto medio del volcán, que se encuentra poco más de 900 metros (3000 pies) debajo de la superficie en el Pacífico, no había luz alguna. De vez en cuando pasaban junto a la nave criaturas luminosas.

Stone y el piloto Terry Kerby, que trabaja en el Laboratorio de Investigaciones Submarinas de la University of Hawaii, divisaron finalmente el volcán y su irregular pared de basalto.

Los volcanes submarinos son elevaciones que pueden estar activas o no y que se elevan del fondo del mar, sin salir nunca a la superficie. Tienen mucha vida marina porque las aguas a su alrededor contienen abundantes sustancias nutrientes. Se cree que abarcan 46 millones de kilómetros cuadrados (18 millones de millas cuadradas) del planeta.

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En busca de vida

Cook se encuentra unos 160 kilómetros (100 millas) al sudoeste de la Isla Grande de Hawaii y es parte de un grupo de volcanes submarinos de 80 millones de años que podrían tener muchas especies de animales desconocidas, además de elementos como níquel y cobalto, que las empresas mineras podrían extraer.

“Mi objetivo hoy es comprobar qué tipo de vida hay, ver cómo sustentan la vida oceánica, qué impacto tienen en las corrientes oceánicas y esencialmente qué pasa en el océano, por qué el océano es lo que es“, dijo Stone. “Los volcanes (submarinos) son parte de todo eso y algo de lo que la humanidad sabe muy poco.”

 

 

A pocos minutos de la llegada de la nave a la cima, comenzó a aparecer la vida: una estrella de mar que se aferra a una roca, anguilas, tiburones, chimaeras (o “tiburones fantasma”), camarones, cangrejos y dos extraños pulpos. Uno de ellos cambió de color, de blanco a rosado y a rojo, mientras pasaba a nuestro lado.

Aparecieron varios tipos de corales submarinos, incluido uno de un intenso morado.

“Tengo que volver a casa y estudiar lo que hay escrito sobre esto, y también hacer más análisis genéticos“, comentó Sonia Rowley, investigadora de postdoctorado de la University of Hawaii que participa en el proyecto. “Pero este es un nuevo volcán, que nadie había estudiado antes, y no me extrañaría que haya muchas cosas nuevas.”

En la expedición de tres días se estudiaron otros dos volcanes: el McCall, donde hay una gran cantidad de tiburones de aguas profundas, y el Lo’ihi, un volcán activo.

Lo’Ihi ha sido estudiado a fondo desde aparatos sumergibles en los últimos 30 años. Las últimas veces que Kerby estuvo allí vio un enorme tiburón dormilón del Pacífico revoloteando cerca del cráter.

También se observaron algas de dos metros (seis pies) y una serie de formaciones geológicas alrededor del cráter. Los científicos dicen que el Lo’ihi probablemente algún día pase a ser otra isla hawaiana ya que la actividad volcánica eleva su cima. (I)