Doce muertos en un ataque de Al Qaeda a la revista Charlie Hebdo, en París, el 7 de enero de 2015; 13 de noviembre de ese mismo año, terroristas del Estado Islámico (EI) matan a 130 personas en atentados en la capital francesa. El 22 marzo de 2016, ataques del EI causan 35 víctimas mortales en Bruselas; 29 de junio de 2016, 41 personas perecen en el aeropuerto de Estambul por kamikazes del EI; 3 de julio, otro asalto del EI acaba con la vida de 292 iraquíes.

Los mortíferos ataques son parte de una larga lista de acciones violentas recientes reivindicadas en su mayoría por el yihadista Estado Islámico.

El EI aumenta los ataques, la mayoría con kamikazes o con los llamados “lobos solitarios” como ocurrió en Niza, Francia, el pasado 14 de julio cuando un hombre arrolló con un camión y mató a 85 personas.

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“Hoy somos testigos de una enorme expansión del terror, desde el sudeste asiático hasta el norte de África y el centro de Europa, pasando por el Medio Oriente”, indica Rolf Tophoven, experto en terrorismo del Instituto de Prevención de Crisis Iftus de Essen, en Alemania, en una publicación en el sitio alemán dw.com.

El especialista alerta que lejos de los ataques en países industrializados, los atentados han alcanzado grandes dimensiones fuera de Occidente.

Refiere un incremento de víctimas a manos del EI y de la milicia de Boko Haram, que ha jurado lealtad al EI. Han atacado en Nigeria, Chad, Túnez, Yemen, Líbano o Camerún. Al Qaeda también ejecuta atentados igual de brutales que la milicia Al Shabaab, que expande el terror en Somalia y en países vecinos como Kenia, dice. (I)