En medio de una cancha con césped seco con deterioro que se nota al combinarse el verde con cúmulos de tierra, varios niños corretean tras un balón en el estadio Ramón Unamuno, donde padres y dirigentes hoy discuten el futuro casi escrito del escenario deportivo, que se reemplazaría por un parque deportivo.

Decenas de gritos de gol, la tribuna llena de hinchas alentando, el duelo entre empresas o equipos barriales y el semillero de decenas de deportistas, son parte de la historia que vio el estadio que en sus primeros años se llamó Guayaquil.

Hace más de medio siglo, el Municipio donó el terreno que se lo conoce como Complejo Pío López con fines deportivos. Los archirrivales, Barcelona y Emelec, se enfrentaron por primera vez en el Ramón Unamuno, el 22 de agosto de 1943, cuando se llamaba Guayaquil, en una cancha de tierra, recuerda el historiador deportivo Ricardo Vasconcellos Rosado.

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En su gramado, cita, jugaron figuras como el propio Ramón Unamuno, Alfonso Suárez Rizzo, Sigifredo Chuchuca, Enrique Cantos, Alfonso Quijano y Washington Muñoz. Entre los últimos están Jaime Iván Kaviedes y Máximo Banguera.

Por esa historia rica en valores juveniles, hay voces que expresan su contrariedad con la medida de llevarse un ícono del fútbol. “Supuestamente nos quieren dar una cancha sintética atrás del Chucho Benítez, pero eso no es lo que es el Ramón Unamuno, eso amerita que nosotros aceptemos esta situación, la historia del fútbol de Guayaquil y Ecuador está aquí”, recalca José Morán, presidente de la Asociación de Fútbol Amateur del Guayas.

El escenario, ubicado en Los Ríos y Capitán Nájera, tiene seis camerinos, una residencia (para 40 personas), oficinas administrativas, médicas y de auditorio. La intervención a cargo de Inmobiliar incluye el coliseo de básquet y box. No así el estadio Yeyo Úraga.

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En reemplazo de los actuales escenarios se hará un parque deportivo con caminera, área de juegos para niños, equipos para ejercicios al aire libre, parqueos y canchas de uso múltiple y minifútbol para que “el sector no quede sin espacios para hacer deporte”, cuenta Miguel Moncayo, director de Comunicación de Fedeguayas. En “compensación por la pérdida de espacio” el Gobierno les ha ofrecido el estadio Chucho Benítez y espacios para los otros deportes.

El dirigente Morán ve con preocupación la participación de 200 niños que se entrenan en la escuela de fútbol y los siete torneos anuales. “La remodelación sería una obra que todo el mundo agradecería”, recalca Morán, al igual que varios moradores como Tyron Zambrano y Marjorie Beltrán. “El estadio es una característica del lugar, que lo dejen para que saque más figuras”, agrega William Avilés que lleva 40 años en la zona.

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Yolanda Coello, que tiene dos hijos inscritos en la escuela de Fedeguayas, avizora que Giancarlo (14) y Jean Pierre (7) dejarían su afición. “Con transporte se me iría dos horas, sin contar el dinero”, dice. Lo mismo haría Mónica Solórzano, madre de Matías.

Fedeguayas recalca: “No perdemos la propiedad del complejo” y aduce “falta de recursos para darles el mantenimiento adecuado”. Sobre el tema hay una asamblea hoy. (I)

Hace dos años hubo el rumor. A los dos años vienen a hacer realidad esta cuestión o pretenden hacerla realidad, porque vamos a seguir insistiendo para que esto no suceda.