El huracán Newton rompió ventanas, derribó árboles y provocó apagones el martes en partes de los centros turísticos de Los Cabos, pero los habitantes no sufrieron los daños extendidos que padecieron hace dos años cuando fueron vapuleados por una tormenta más poderosa.

Un barco camaronero naufragó en las aguas encrespadas del Golfo de California dejando dos muertos y tres personas desaparecidas, señalaron las autoridades. La embarcación había zarpado del puerto de Ensenada con rumbo a Mazatlán.

Newton tocó tierra en el extremo sur de la península de Baja California el martes en la madrugada como un huracán categoría 1, con vientos de 150 kilómetros por hora (90 millas por hora), y a su paso arrojó lluvias torrenciales encima de las casas y los hoteles donde se encontraban refugiados los residentes y los turistas, respectivamente.

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Varias palmeras quedaron derribadas a lo largo del malecón de Cabo San Lucas y algunas ventanas se rompieron. Pero la ciudad se encontraba en calma mientras los bomberos limpiaban las calles de los desechos que dejó el paso del meteoro.

"Únicamente afectaciones menores, ramas caídas, uno que otro anuncio, uno que otro cable... En general saldo blanco", dijo el coronel del ejército Enrique Rangel.

Tras su paso por la zona turística, Newton se dirigió al norte, hacia el interior de la península y se esperaba que pasara por el golfo, también conocido como Mar de Cortés. Al caer la noche del martes, el vórtice de la tormenta estaba a unos 70 kilómetros (45 millas) al sur-sureste de Mulegé, sobre la costa del golfo, y se movía en dirección norte-noroeste a unos 30 kilómetros por hora (18 millas por hora), con vientos sostenidos máximos de 120 kph (75 mph).

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El Centro Nacional de Huracanes con sede en Miami indicó que la tormenta tocará tierra en el estado de Sonora aún como huracán. Newton podría llegar a la frontera con Estados Unidos el miércoles al mediodía y arrojar entre 25 y 76 milímetros (1 a 3 pulgadas) de lluvia en partes de Arizona y New Mexico hasta el jueves, lo que podría generar inundaciones y deslaves.

Unos 14.000 turistas permanecieron en Los Cabos a medida que se aproximaba la tormenta, indicaron las autoridades de turismo estatal, y los visitantes comenzaron a salir al aire libre una vez que pasó el huracán.

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"Solo intento pasar el día, con un poco de ayuda", dijo Mark Hernandez, un turista californiano, mientras levantaba una lata de cerveza en uno de los pocos bares abiertos en Cabo San Lucas. "Oramos por la ciudad de Cabo San Lucas. Fue uno duro, como pueden ver".

Roberto Domínguez, empleado de relaciones públicas en el Fairfield Marriott, señaló que las ventanas y los balcones del hotel contaron con suficiente protección contra la tormenta y que los huéspedes estaban a salvo, aunque se habían quedado sin servicios de telefonía celular e internet.

En 2014, Los Cabos sufrió fuertes daños en viviendas, comercios y hoteles al recibir el impacto del huracán Odile, que tocó tierra como una tormenta de categoría 3.

"Pudo haber sido mucho peor, y creo que somos afortunados de que no fue tan malo como Odile", dijo Darlene Savord, otra turista de California. "Creo que somos muy afortunados y bendecidos".

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Las autoridades evacuaron zonas bajas e instalaron 18 refugios en escuelas de Los Cabos y otros 38 en distintas partes de la entidad, además de aconsejar al público que evitara las compras de pánico.

La policía de Los Cabos se desplegó en distintos centros comerciales con el fin de evitar saqueos, como los ocurridos durante el impacto de Odile.  (I)