Esta semana Donald Trump se ha mantenido en medio de la polémica. Especialmente por su plan de políticas migratorias, pues el candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos lo dio a conocer el pasado miércoles.

Como era de esperarse, el magnate prometió deportaciones masivas de migrantes ilegales –hay alrededor de 11 millones en EE.UU.– desde la “primera hora” de su mandato.

La prioridad de Trump sería sacar a criminales y delincuentes, quienes sobrepasen la vigencia de sus visas y quienes dependan de la asistencia pública. Para ello contrataría a 5.000 nuevos agentes fronterizos, además de triplicar el número de efectivos de la agencia de inmigración ICE, creando un departamento especializado en deportar a los criminales más peligrosos.

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Frente a la propuesta, el analista Peter Schechter, del Atlantic Council, cuestionó la insistencia de Trump en presentar a los inmigrantes en situación irregular como el origen de todos los problemas del país.

Schechter criticó esa noción de que las tasas de criminalidad van a disminuir y la economía va a mejorar si se resuelve el problema de la migración. “La inmigración ilegal es un problema, pero tenemos muchos otros problemas que no tienen que ver con eso”, dijo.

Una publicación de El País muestra una encuesta en que el 76% de los estadounidenses considera a los sin papeles “tan honestos y trabajadores” como los locales.

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También que solo 6,3% del total de personas sin papeles han cometido delitos.

En los planes de Trump está cancelar las órdenes que impuso Barack Obama, que protegen de la deportación a millones de indocumentados, y el bloqueo de financiamiento federal a las “ciudades santuario” que prohíben discriminación contra trabajadores sin papeles.

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En este cuadro, Trump claramente camina en la cuerda floja. De un lado, el Partido Republicano precisa recuperar la confianza del voto latino si desea retornar a la Casa Blanca, pero del otro lado la influencia del ala ultraconservadora (Tea Party) favorece la línea más dura expresada por Trump.

Sin embargo, en la actualidad, el 77% de los electores apoya algún tipo de legalización para esos inmigrantes, de acuerdo con un sondeo divulgado por la cadena Fox. A mediados de 2015 ese apoyo era de 64%, y en 2010 de 49%.

La inmigración ilegal es un problema, pero tenemos muchos  otros problemas que no tienen que ver con eso.

México
Su entrevista con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, no lo ayudó a mejorar su imagen, pues no se disculpó, sino que dañó más la del presidente mexicano, al que el cineasta Alejandro González Iñárritu calificó como ‘traidor’ por invitar a quien los había “insultado, escupido y amenazado durante un año ante el mundo entero”, en una carta publicada por el diario El País.

González añadió en su misiva que el 40% de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos que se encuentren en EE.UU. son, más que indocumentados, refugiados. (I)

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Oponente
Hillary Clinton

Estados importantes
La candidata demócrata Hillary Clinton aventaja a su rival, Donald Trump, en los estados más competitivos, pese a que muchos votantes la consideran deshonesta e indigna de confianza.