Destituida por decisión del Senado, la primera mujer en ocupar la Presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, pasa a engrosar la población de cerca de 12 millones de desempleados en la principal economía de América Latina.

Y saldrá por última vez del Palacio de Alvorada, la lujosa residencia presidencial, junto a su perro salchicha Fafa.

Tendrá que redescubrir una vida sin el avión presidencial o el ejército de secretarios, asesores, cocineros y guardias que tenía a disposición. Sin contar con el sueldo de $ 9.200.

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Regresará ahora a su modesto apartamento de Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul (sur), donde vive su familia.

Tiene 30 días para salir de Alvorada, con la mudanza pagada por el Estado y el derecho a usar un avión de la Fuerza Aérea por última vez, según el diario Folha de Sao Paulo.

Rousseff ya rechazó dos ofertas para estudiar en el extranjero, una en Francia y la otra en Estados Unidos, según Folha.

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Como el Senado votó contra su inhabilitación política por ocho años, ella podría emprender una nueva campaña.

Pero un rápido regreso a la presidencia en el 2018 está fuera del panorama, porque ganó dos elecciones consecutivas y la Constitución obliga a dejar pasar un mandato antes de realizar una nueva tentativa.

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Sin embargo, no puede descartarse que busque un escaño en el Congreso. (I)