Que se caminara detrás de la imagen de la Virgen del Cisne era el pedido para cientos de católicos que la tarde del sábado 27 aguardaban el inicio de la procesión, en los exteriores de la iglesia San Agustín, en Luis Urdaneta y Pedro Moncayo, en el centro de Guayaquil.

A las 15:30 empezó la caminata con una Churonita vestida de celeste y blanco, y luciendo la Estrella de Octubre, en alusión a la ciudad que la cobijaba. La Churonita o Churona, como amorosamente llaman los creyentes a esta advocación de la Virgen María, recibió baños de pétalos a lo largo de las 95 cuadras de trayecto, lo que supuso una ruta de alrededor de 10 kilómetros hacia la 25 y la A, donde queda la iglesia San Vicente de Paúl, en el suburbio.

Los feligreses, movidos por la fe, portaban cuadros y figuras de la Virgen, velas, rosarios y estampitas, que muchos compraron a comerciantes ambulantes. La marcha avanzó por la calle Machala, lo que obligó a choferes a tomar desvíos, direccionados por agentes de la Autoridad de Tránsito Municipal.

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La familia Pumaguayo Cascante empujaba un adornado vehículo Spartk Gt adquirido hace un mes. “Gracias a ella (Virgen del Cisne) que nos da trabajo; le venimos a agradecer por el carrito”, decía Manuel Mesías empujando el carro con sus hijos Kerly, Kimberly y Steven, y otros parientes.

En las calles Machala, Cuenca, Portete y otras del recorrido se vivieron instantes emocionantes de quienes, pese a sus dolencias, caminaban descalzos o eran llevados por otros familiares. Rolando Lozado empujaba la silla de ruedas en la que iba su mamá Isabel Guillén. Ella sufrió la amputación de las piernas hace 30 años, por la diabetes. “Siempre ella pide a la Virgen y sigue adelante, los médicos le han dicho que tiene bastante controlada el azúcar”, comentó Rolando.

Al paso de la Virgen, más fieles se unían y otros desde las ventanas aplaudían y se unían a los rezos. En algunos tramos, como Machala y Cuenca, la agrupación 7 de Septiembre detuvo la procesión para ofrecer, desde una tarima, melodías a la Churonita, conocida así por sus cabellos ensortijados.

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Y se escucharon por los altoparlantes: Hoy/ el pueblo que te implora de rodillas/ con fervor. Allí, la sofocación fue atenuada con chorros de agua lanzado por el padre Juan Carlos Burbano, párroco de la iglesia San Vicente de Paúl.

Tras casi cuatro horas de caminata, que se incluyó grups de danzas, la multitud disminuyó el paso en el pórtico de una casa en Portete y la Novena. Allí, un mariachi dedicó más canciones y el padre Burbano era rodeado por feligreses que le pedían bendiga los cuadros e imágenes de la Virgen.

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Ermita Navarro, de 82 años, iba con una hermana y pedía salud y trabajo para su familia. Con camisetas tricolores con la imagen de la Churona, el cañarense Luis Vásquez y su familia que vive en Guayaquil pedían al poder divino “por la paz en los hogares y el mundo”.

En altoparlantes, por la emisora La Voz de María, se recordó al padre Nelson Ceballos, quien impulsara la procesión de la Virgen del Cisne en Guayaquil, como una muestra de la fe símil a la que se vive en la provincia de Loja, donde miles de feligreses caminan por cuatro días regocijados por la Churonita. (I)

Procesión
Virgen del cisne

Devoción
El padre oriundo de Cariamanga (Loja) Nelson Cevallos cuando fue párroco de la parroquia San Vicente de Paúl instauró la procesión en la urbe, en 1985.

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