A partir del jueves 1 de septiembre regirá en Guayaquil la nueva tarifa del servicio de transporte urbano. Pasará de $ 0,25 a $ 0,30, luego de concluido el censo que la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) ejecuta en el presente mes y que hasta el viernes 26 registraba 1.877 buses aprobados para sujetarse al incremento de 5 centavos.

De acuerdo con el pronunciamiento ciudadano recogido en sondeos, la ATM condicionó a los transportistas a cumplir con mejoras, traducidas en diez parámetros de calidad. Constan la ubicación de un espacio para silla de ruedas, asientos destinados a adultos mayores, embarazadas y otros usuarios inmersos en situación de vulnerabilidad, la prohibición de cornetas, salidas de emergencia e incluso instalar un sistema de bloqueo que impida moverse al carro si las puertas están abiertas.

Transportistas estiman que 5 centavos de alza es “muy poco” considerando los costos que dicen afrontan para mantener el servicio. “Del lobo, un pelo”, parafrasea Milton Sánchez, presidente de la cooperativa La Garzota. “Cinco centavos en las circunstancias que vive el país es demasiado poco, pero no deja de ser un alivio para, chuta, un porcentaje de diésel (...)”, expresa y agrega que en catorce años de “congelada” la tarifa, las cosas han subido hasta 400%.

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Néstor Reyes, su colega de Santiago de Guayaquil, detalla que un bus produce $ 175 al día en promedio. “A eso réstele $ 35 de diésel y $ 50 para el chofer, porque nadie quiere trabajar por menos; a usted le queda $ 75 u $ 80 en el mejor de los casos; por 25 días, $ 1.900 o $ 2.000”, expresa y confronta las cifras con los $ 2.600 que, según él, demandaría un bus al mes.

Argumenta: “Si tengo un carro chatarrizado con la CFN (Corporación Nacional de Fomento), mi letra es de $ 1.200, más 220 del seguro, a eso súmele mantenimiento, una llanta al mes, $ 600; un cambio de aceite, $ 150; para eso no hay que ser técnico ni matemático, hablamos de $ 2.250 (el resultado de la suma es 2.175) sin tomar en cuenta mantenimientos fuertes como cambio de zapata, de bomba de agua, como bajito se necesitarían $ 2.600 solo para gastos”, expone el dirigente.

El Gobierno, antes de transferir la competencia de tránsito a los municipios y para mantener la tarifa de $ 0,25, favorecía al gremio con subsidios, entre ellos, los aranceles en la importación de buses y repuestos, como regía en el 2010.

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“El transportista ya está quebrado, está endeudado en talleres, almacenes de repuestos, no tiene dinero para hacer una reposición de unidades. No es que no quieran mejorar el servicio, es que el pasaje no alcanza para endeudarse”, expresa Reyes.

César Carranza, presidente de la Federación de Transportistas Urbanos del Guayas y directivo de Metrovía, dice que el gremio está comprometido a mejorar el servicio, que el usuario pagará 5 ctvos. más porque lo que anhela es “confort”. (I)