La cuesta era empinada, muy empinada, pero hubo que caminarla porque no pudo subir por ella la confortable pero achacosa van de la Asamblea Nacional venezolana, que trasladaba al grupo de periodistas ecuatorianos invitados a presenciar la recepción de ese organismo a la legisladora y ahora precandidata presidencial Cynthia Viteri Jiménez, del Partido Social Cristiano (PSC).

Trípodes al hombro y grabadoras en la mano, llegamos sin aire hasta el retén militar trasero de la cárcel de Ramo Verde, en la cima de esa montaña desde donde se veían las altas y gastadas paredes que retienen desde hace dos años y medio a Leopoldo López, el líder opositor venezolano condenado a catorce años de prisión por la justicia chavista que lo responsabiliza de las consecuencias de protestas callejeras que encabezó.

Lugar húmedo, insalubre y de casas muy pobres, el que da acceso posterior a la cárcel. Y si sumamos el clima nublado e intermitentemente lluvioso del viernes, la escena era novelesca. Hasta que apareció un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana, que rompió con la ficción y nos hizo un aterrizaje forzoso a la realidad.

Publicidad

“No pueden estar aquí”, dijo enseguida uno de ellos, con el ceño fruncido. Vanos fueron los civilizados intentos de explicar que solo queríamos esperar a que llegara la precandidata ecuatoriana, hubo que descender la húmeda cuesta de 300 metros casi sin mirar atrás. Aunque al hacerlo, pude notar que llegaban más hombres de verde a “reforzar”.

Era la una de la tarde y en nuestro descenso y con inocencia comentamos la fortaleza de un auto Toyota gris que pudo subir lo que la van no. Con vidrios totalmente polarizados, pasó junto a nosotros. Y al regresar, luego aparentemente de hablar con los de la Guardia Nacional, pasó más lentamente y por su parabrisas delantero aparecían dos manos que sostenían un celular con el que nos fotografiaban. Algo evidentemente era anormal.

Ya en el maltrecho bus, buscamos otra vía de acceso a la prisión, que nos dijeron entonces que era la correcta, por la que entra y sale Lilian Tintori, la esposa de López y admirada activista contra el chavismo, que el viernes pasado tenía día de visita. Además, había una cita pactada con la legisladora y precandidata Viteri y nosotros buscábamos ser testigos del encuentro. “No pueden estar aquí” volvimos a escuchar y el conductor de la van, hombre añoso y extraño, experimentado en esos tratos, no hizo más que obedecer sin darnos chance a argumentar. Bajábamos la cuesta (la segunda, aunque ahora en bus) cuando un moderno vehículo rojo se nos atravesó. De él descendió un hombre de mediana edad, rapado, con ropas civiles, que dijo al conductor: “Sebin, infórmeme quiénes viajan con usted”. Sebin son las siglas del Servicio Bolivariano de Inteligencia, al que todo venezolano en sus cabales conoce y por lo que pudimos ver, temen.

Publicidad

“Periodistas”, respondió el chofer. “Quiero ver los documentos”, dijo el agente, y empezó un periodo de tensión que se prolongó hasta la noche. Regresó a su carro, pasaportes en mano, a “verificar” y enseguida llegó otro carro con recursos. Luego, un tercero. Minutos después, un cuarto, conocido: el Toyota gris desde el que unas manos nos fotografiaron sudorosos en nuestra odisea de minutos antes.

Volvió el agente. Subió a la van y advirtió: Nadie saca ni usa celulares. “En este grupo había una mujer, dónde está”, preguntó. “Tania”, agregó, y nuestra respuesta fue que en ese trayecto había ido en otro carro. Se refería a Tania Tinoco, la periodista de Ecuavisa que es parte de los comunicadores que asistimos a cobertura. “Ustedes vinieron por Cynthia” fue la siguiente pregunta. Respondimos que por Cynthia y Lilian que sabíamos que estaba dentro de la cárcel. “Dónde está Cynthia”, interrogó, y como coordinado con su voz aparecieron en el lugar los tres vehículos que trasladaban a la precandidata, sus acompañantes y sus anfitriones venezolanos. “Ahí van”, dijo alguien de la van, y el agente bajó rápidamente a alertar a sus compañeros.

Publicidad

En ese momento, el interés de los agentes cambió. Nos devolvieron los pasaportes agradeciendo nuestra colaboración y enfilaron hacia Viteri y su comitiva, que llegaron hasta la garita de acceso de la cárcel y escucharon igual que los periodistas: “No pueden estar aquí”.

Se colocaron a un costado de la vía y empezó con ellos el mismo ritual que con nosotros. Eran las 13:30. El agente principal, “comisario” como le decían sus compañeros, pidió los pasaportes y se los llevó a “verificar”, no sin antes preguntar a la precandidata qué estaba haciendo allí, a lo que ella respondió que era una visita solidaria y humanitaria.

Minutos después regresó a devolver los pasaportes, menos cinco: los de Cynthia Viteri, Susana González, Henry Cucalón, Vicente Taiano y Carlos Falquez Batallas, dirigentes del PSC que la acompañaban. “Ustedes se van con nosotros, los llevaremos al aeropuerto porque tenemos órdenes superiores de que tienen que salir inmediatamente del país”, explicó el “comisario”.

Viteri se molestó y les dijo que no abordaría ningún carro policial. Dio la vuelta y subió al vehículo en que anduvo siempre. Allí grabó un video que uno de sus acompañantes subió a redes y en el que alertó lo que ocurría. Afuera, Carlos Falquez y Luis Magallanes, uno de los anfitriones venezolanos, discutían con el “comisario” y otros.

Publicidad

Tras un rato de discusión, el comisario, con actitud salomónica, anunció que permitiría que fueran en sus carros pero con uno de sus agentes a bordo. Nueva discusión y hasta advertencias a Magallanes, a quien le gritaban: “Tú eres venezolano, tú sabes”. “Y soy abogado”, respondía este.

La tensión subía de nivel. Llegaban más agentes. Más uniformados verdes de la Guardia Nacional que reaccionaron contra uno de los miembros del equipo de prensa de Viteri que portaba una cámara.

La precandidata y sus coidearios decidieron entonces acoger la última propuesta. Empezó así un viaje de cerca de dos horas en el que a los vehículos en que iban los políticos ecuatorianos resguardados por siete carros del Sebin se sumaban también motociclistas de esa entidad que tomaban fotos todo el tiempo.

Luego supimos que fueron muchas las discusiones a bordo de esos carros en los que iban agentes. A cada uno de los políticos, en su contacto con el Sebin y antes de abordar el avión, lo interrogaron por separado.

A algunos le mostraron la foto de la periodista Tinoco con la pregunta: “¿Qué hace esta mujer aquí?”.

Era evidente en los interrogatorios, según cuentan, que la persecución a la precandidata y la comitiva empezó tras su visita fallida al exalcalde Antonio Ledezma, escala previa a su llegada a Ramo Verde.

Al llegar al aeropuerto, la caravana que encabezaba la van de la precandidata fue desviada a “rampa cuatro”, de uso oficial. La sospecha fue entonces que no los enviarían usando sus pasajes de Avianca, sino que el vuelo era inmediato en algún avión oficial. No sin antes mantenerlos por buen rato en las dependencias de la oficina de Inteligencia del aeropuerto.

Vanamente, los periodistas avanzamos a la terminal aérea de Maiquetía Simón Bolívar a buscar información: el hermetismo fue absoluto y el temor de hablar de las acciones del Sebin, muy evidente.

Recién a las 19:15, uno de los periodistas del grupo recibió un mensaje de voz de la concejala de Guayaquil Susana González diciendo que ya se iban, que las puertas del avión se estaban cerrando y estaba preocupada porque Luis Magallanes, el venezolano anfitrión que había enfrentado al “comisario”, había quedado detenido para investigaciones. Fin a las seis largas horas de curso intensivo sobre qué es el Sebin en el Gobierno chavista.(I)

Versiones

Desde Venezuela
El Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de Venezuela aseguró que la precandidata presidencial Cynthia Viteri y su comitiva realizaron “actividades proselitistas y desestabilizadoras” que están expresamente prohibidas por las normas migratorias venezolanas, e “interfirieron flagrantemente en los asuntos internos” de ese país. Por estos motivos se dictó la medida administrativa de “extinción de la autorización para permanecer legalmente en el territorio venezolano”. Mientras que la Cancillería ecuatoriana expresó preocupación por el tema y le solicitó a esa entidad que se le dé más información sobre el hecho.

Desde Ecuador
La Asamblea ecuatoriana informó en un comunicado que la legisladora Cynthia Viteri solicitó una licencia desde el 22 de agosto hasta el 2 de septiembre, por lo que su viaje a Venezuela “no se trató de una visita oficial”, puesto que no se realizó “en ejercicio de sus funciones parlamentarias, ni como delegada del Legislativo”. En el caso de su coideario Henry Cucalón, aunque no había pedido licencia alguna, tampoco cumplía funciones propias del Parlamento, según el boletín. (I)